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La Razón Online

En los estados de las costas mexicanas crece El Ramón, un árbol que podría contribuir a terminar con el hambre y evitar el cambio climático por las curiosas propiedades que posee –la mayoría de ellas desconocidas—; por ejemplo, su gran capacidad para retener el dióxido de carbono, y que tiene la capacidad de levantar grandes capas de suelo para sobrevivir incluso en tierras desertificadas.

Este árbol cuyo nombre científico es Brosimum alicastrum también contribuye a la preservación de la fauna en selvas, debido a lo frondoso de su follaje y que cuenta con buena resistencia ante sequias.

Por otra parte, por su bajo costo y la gran cantidad de follaje que tiene, El Ramón es una opción para evitar la pobreza y el hambre, pues cada tonelada del follaje de este árbol puede costar hasta 500 pesos.

Aunque su vida productiva inicia a los siete años, florece dos veces cada año, con una producción anual de 100 toneladas de semilla.

El fruto de este árbol que puede alcanzar los 45 metros de altura lleva el nombre de “nueces” y se caracteriza por tener un sabor dulce, parecido al de las castañas, según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio); mientras que las semillas pueden tener diversos usos, entre ellos, pueden combinarse con otros productos como maíz para elaborar tortillas o harina para hacer pan, o tostarse y usarse como un sustituto del café.