Escritores inéditos revelan los trances que enfrentan para darse a conocer. Se ven obligados a editar sus manuscritos de manera independiente en impresiones pagadas, que las grandes librerías (Gandhi, Sótano, Sanborns, Porrúa…) no aceptan en su stock market de novedades para su exhibición y venta. Los blogs de la web y las redes sociales se convierten en un espacio al que acuden muchos jóvenes literatos para difundir su trabajo creativo.
“Es en realidad una agonía publicar un libro en México si eres un escritor inédito, desconocido. Uno manda el manuscrito a las editoriales establecidas y nunca te contestan. ¿Leerán los textos que se mandan? Los grandes grupos editoriales publican nombres, no editan nuevas historias ni propuestas no comunes. Lo que vende es la firma, no importa la calidad literaria. Por ejemplo, Vargas Llosa vende, ésa es la apuesta de las corporaciones, no se arriesgan por un escritor que nadie conoce”, detalla para La Razón el narrador Juan Dermersio Pérez, rechazado por cinco sellos en el intento de publicar la novela Los sentidos del dolor.
Por su parte, las editoriales se justifican: “cualquiera puede mandar su inédito a nuestra casa editorial. Manuscrito que pasa por un proceso de dictaminación a cargo de lectores especializados que recomiendan la publicación o no de la novela, libro de cuentos, ensayo o, en su caso, el poemario enviado. No podemos, en cada caso, establecer un diálogo con los autores que no son aceptados para publicación. Nos ponemos en contacto con aquellos escritores que nuestros dictaminadores han recomendado y nos ponemos a trabajar con ellos para la edición de su libro”, precisa María Fernanda Álvarez, del Grupo Editorial Penguin Random House.
“Cualquiera puede mandar su inédito a nuestra casa editorial. Manuscrito que pasa por un proceso de dictaminación a cargo de lectores especializados que recomiendan la publicación o no de la novela, libro de cuentos, ensayo o, en su caso, el poemario enviado”
María Fernanda Álvarez / Editora de Penguin Random House
En un recorrido por talleres literarios de la Ciudad de México, La Razón fue testigo de un profesional trabajo por parte de los instructores (Odette Alonso, Hernán Bravo Varela, Víctor Sosa, Marcelino Puiganta, Alejandro González Acosta…) en la formación de nuevos escritores (poetas, ensayistas, narradores, cronistas…). “Los muchachos trabajan duro en sus textos: se esfuerzan, siguen las instrucciones, digamos, técnicas con esmero. De este taller han salido escritores de calidad, que, sin embargo, se decepcionan porque no pueden publicar”, describe el poeta Víctor Sosa, coordinador del taller literario Sancho Panza, del circuito Colonia Portales Sur, alcaldía Benito Juárez.
Sangre nueva
Publicaciones de creadores jóvenes lanzadas recientemente:
Visitamos al legendario impresor Juan Gualberto Terzgasca, director de una pequeña editorial independiente: “aquí acuden muchos para publicar sus originales. Con una módica suma pueden ver su historia impresa. El problema está en la distribución en librerías, nosotros no lo hacemos. He visto a muchos muy felices al ver su libro editado. En esta pequeña imprenta damos luz al sueño de autores que no han podido publicar en los grandes sellos”, explica Terzgasca.
- El dato. La pasada edición de la FIL Guadalajara dio espacio a diversos sellos independientes, entre ellos destacan Minerva, Elefanta Editorial y Ediciones Antílope.
“Editar libros es una tarea necesaria. Hay limitantes en los dos grandes grupos privados de impresores (Planeta, Penguin Random House), e incluso en la editorial estatal más importante del país, el FCE. Soy editor por compromiso: fundé Libros del Dinosaurio/Colección 100de100, donde hemos divulgado a más 30 escritores nacionales, descalificados por los grandes consorcios; ahí vamos en el apoyo a autores que no tienen posibilidad de darse a conocer”, glosa Javier Flores Carranza, director de Ediciones del Dinosaurio.
“Me vi obligada a buscar una editorial. Yo creo que el asunto está en el temor a perder la inversión que conlleva la impresión de un libro, más si eres un desconocido, y más todavía si es un libro de poemas. Al fin, la Universidad del Estado de México lo editó y el libro está en librerías: pero no fue fácil”
Odette Alonso / Escritora
La poeta Odette Alonso ganó el Premio Clemencia Isaura de Poesía Mazatlán, Sinaloa, 2019, por Últimos días de un país. Flamante galardón que no contemplaba la impresión del poemario. “Me vi obligada a buscar una editorial. Yo creo que el asunto está en el temor a perder la inversión que conlleva la impresión de un libro, más si eres un desconocido, y más todavía si es un libro de poemas. Al fin, la Universidad del Estado de México lo editó y el libro está en librerías: pero no fue fácil”, acota Alonso.
“No es que uno escriba para publicar en un sentido de pretensión exhibicionista; pero uno escribe para compartir con las otras ideas, proyectos. El asunto radica en que, si no eres conocido, las editoriales te miran con desconfianza. La suerte está en ganar un premio, aunque muchas veces, esos galardones están negociados y no son muy confiables. Yo sigo escribiendo, porque ésa es mi vocación: ya sé lo que me espera cuando termine la novela que estoy escribiendo. Es boscoso y agreste el universo de las editoriales”, expone con ironía el joven narrador veracruzano Alberto Romaña.