Cosmovisión
Por: Raúl López Gómez

A respetar la lucha de género

Los pronunciamientos de las posturas públicas a la lucha de género en el país, han sido parte de una decisión firme de que por fin se haga conciencia a una grave problemática en el país en torno al peligro que padecen las mujeres desde la violencia intrafamiliar, el acoso laboral y en las calles, principalmente.

Las posturas firmes de esta lucha de género, está dejando un serio aprendizaje en torno a un problema que en los últimos años se ha ido agravando en el país, pero además busca soluciones definitivas a las conductas machistas “misóginas”, que han sido ya ancestrales en el mundo y en México se dan en múltiples formas, y que pasan de generación en generación a causa de la ausencia de protección de las mujeres con las clásicas posturas que se han vivido desde el seno del hogar, y prevalecen con el paso de los años,

Se recuerda, en los estudios sociológicos desde la reflexión profunda que desde hace algunas décadas se tenían creencias que afectaban a las mujeres desde su nacimiento, cuando en las familias se quería el nacimiento de niños para que se dedicaran al trabajo del jornal.

Las niñas eran formadas con la idea de sumisión a la labor en la casa y de darle a los hombres un lugar de privilegio, ante todo.

Después vino la liberación femenina, pero no fue suficiente al continuar desde la propia sociedad una cultura machista en todos los sectores de la población y los productivos con mayor proporción, y más desde el estudio del derecho se tuvo conciencia de que en los órganos jurisdiccionales, el peso de la ley recaía en contra de las mujeres con mayor rigor, a diferencia de que a los hombres de les daba un trabajo “especial” más benigno desde los impartidores de justicia.

Los casos históricamente de agresión en contra de las mujeres de muchas formas, desde la discriminación e intolerancia laboral a la maternidad, se fue dando y se daban conductas de afectación a aquellas mujeres que para ingresar a un trabajo se les exigía como requisito no estar embarazadas.

La cultura misógina continuó, y ahora ante una gran realidad, todos se dan cuenta por los medios de información y redes sociales, de que en la colectividad en general son muy severas las conductas de acoso que sufren las mujeres hasta en las escuelas en sus diversos niveles y se está viendo que son elevados índices lo que se dan en el nivel de educación superior.

Desde las diversas ópticas públicas y de la propia sociedad civil al movimiento que se da para el 9 de marzo, en lo que se ha llamado “un día sin mujeres”, es un hecho inusitado que es un auténtico llamado a la reflexión de todos, para que se produzca una cultura de respeto por la mujer en todos los sentidos y desde todos los lugares.

La iglesia católica a través de los obispos de este país, se ha solidarizado con la lucha de las féminas, para las que se pide respeto desde la familia, la escuela y en cualquier parte.

La mujer como dadora de vida en la especie humana es un ser irremplazable, pero en la vida cotidiana se ha visto que, ante una lucha de fuerza del hombre hacia ellas, hay hasta quienes les han pretendido dar el sesgo de sexo débil, y por lo mismo las protestas de las féminas a veces se salen de un control que se puede llegar a justificar cuando en sus acciones de lucha de género, incluso hasta se les provoca, con las reacciones ya vistas de que las mujeres se les debe respetar y se les respeta en cualquier terreno.

Los que no entienden el valor y fortaleza de la mujer, primero por dar a luz, y llevar una parte fundamental en la humanidad, deben tener presente que, en todos los momentos históricos de la historia universal, son ellas las que incluso salen a defender a la familia y a los hombres, cuando han sido y está visto que se mantienen firmes cuando actúan en defensa de una causa noble y además injusta.

Ojalá, y se sigan a partir de ahora, además de un avance legislativo en su favor para la cultura de respeto hacia las mujeres, con la instauración de protocolos desde la propia sociedad civil y los diversos sectores de la población, para que de ninguna forma se den los casos de violencia en su contra, y que han sido una alarma generalizada a los casos registrados en los últimos tiempos, y que han dejado al país en una crisis que llama a la reflexión, al prenderse las alertas.

La problemática real de la lucha de género, justificada, no admite de ninguna manera las salidas de siempre como se ha pretendido hacer desde las propias redes sociales, con aquellos de que el peor enemigo de una mujer, es otra mujer, o de que son las mujeres las propias responsables del problema.

Esto ya se dijo en el pasado y se trata de un discurso agotado muy trillado, además de aquellas posturas infames de que la mujer provoca por su propia razón de ser y de verse atractiva, entiéndase bonita para todos a la vista, es simple hay que respetarles sus atributos y su género, nunca equiparable con nada, ni con nadie.

Y como diría Sor Juana Inés de la Cruz, que con su inspiración se adelantó a todos los tiempos con sus redondillas: Hombres Necios, expone los temas de la desigualdad y la injusticia de los cuales es víctima la mujer a través del machismo y la discriminación femenina.

Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien sin la incitáis al mal?

Combatís su resistencia y luego, con gravedad decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, el niño que pone el coco y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendidas thais, en la posesión Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no está claro?

Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos. Si os quieren bien.

Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis,

¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata ofende, y la que es fácil, enfada?

Más, entre el enfado y la pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos enhorabuena.

Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar y después, con más razón acusareis la afición de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo. Así las cosas.