EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
¿‘ONDE ESTABAS CUANDO QUE ME CASÉ?
Por Ramón Durón Ruíz (†)
Voltaire afirmó: “El secreto para tener buena salud, es que el cuerpo se agite… y la mente repose” El poder de la mente es vital para tu existencia. Con la mente como compañera infaltable de tu vida, te maravillas de los milagros que diariamente están a tu disposición, recuerda los milagros existen, “No son la implementación de una ley natural, son la implementación de una ley superior”
Para este viejo campesino, algún día llega la enfermedad –porque nadie muere de sano– es una crisis entre el alma y la materia, que viene acompañada de una lección; toma la enseñanza, relájate, no te preocupes, simplemente fluye con el universo, y deja ir la enfermedad, no es tuya.
Cuando hay enfermedad, no se expresa la enorme sabiduría Divina que hay en ti, no se revelan tus dones y poderes, hasta que reconoces que sí estamos hechos con moldes distintos, pero por las manos de DIOS, naciste para el bienestar, para amar, evolucionar, crecer y algún día volver a casa, nadie se va antes… ¡ni después!
Si en este momento las emociones generadas por un dolor, una preocupación enferman tu cuerpo, recuerda que Dios tiene un plan perfecto para tu vida, respira profundo –ten presente que “nadie sabe lo que tiene… hasta que respira profundo”– alinea tu mente-alma-cuerpo y conéctate con tu esencia Divina, ahí está la fuente de tu poder, naciste pa’ ser sanamente feliz, a tirar lo que estorba… y ve “pa’ lante’.
Peggy Pifer en su Oración para tu curación, hace una bella reflexión frente al tema: “La vida transformadora de Dios fluye a través de toda célula, órgano y tejido de mi cuerpo-templo. Expreso salud y bienestar.
Eres un hijo de Dios, heredero de todo lo que Dios es. Fuiste creado para vivir una vida plena y expresar completamente tu herencia divina: salud perfecta. Si surge una apariencia contraria a la verdad de tu perfección, puedes orar. La oración realinea tus pensamientos con los de Dios y rearmoniza tu conciencia con la conciencia de su vida perfecta expresándose a través de ti. Cuando ores puedes usar los pasos siguientes:
Céntrate en la presencia de Dios. Cuando sientes paz en tu ser, oras con más eficacia. Empieza a relajar tu mente y cuerpo. Suelta todos los pensamientos de condiciones externas y dirige tus pensamientos a Dios.
Piensa en Dios. Está presente ahora mismo, bendiciendo, fortaleciendo, restaurando todo lo que necesita curación. Centrándote en éste conocimiento, puedes entregar la necesidad al cuidado de Dios.
Declara: Una vez que tu mente esté centrada en Dios, concéntrate en pensar y hablar palabras positivas. ‘El cuerpo responde a cambios mentales, el estar en acuerdo con ideas verdaderas de vida, poder, amor, substancia e inteligencia, lo renovará y sanará perfectamente’ Esto se aplica a todas las condiciones del cuerpo. Declara en voz alta pensamientos que afirman vida, tales como: Soy un hijo perfecto de Dios. Soy fuerte y sano. Haz esto y espera resultados, porque se manifestarán. El hablar palabras poderosas refuerza la fe en la vida de Dios en ti y en su voluntad de salud perfecta. La fe nos sostiene a medida que sabemos que la salud se manifiesta aun cuando no podamos ver señales externas.
Forma una imagen: Mientras mantienes pensamientos positivos y afirmas la verdad, usa el poder de tu imaginación para ‘verte’ como el hijo de Dios que eres verdaderamente. Piensa en las cosas que te encanta hacer, las actividades que te hacen sentir feliz y lleno de vida, y sabes que no hay nada que te impida disfrutarlas. Usa el poder de tu mente, que está vinculado a la Mente e Dios, para verte perfecto, vibra con vitalidad y libre de toda condición limitativa, y pronto serás el ser saludable que has visualizado.
Da Gracias: Después de haber orado por curación y visualizado salud perfecta, da gracias, sabiendo que la curación necesaria se está manifestando. Las palabras de alabanza levantan el espíritu y ayudan a mantener los pensamientos positivos. Dar gracias establece una actitud de expectación que prepara el camino para una demostración de energía, vitalidad y perfección. Eres uno con Su poder sanador y eres un cauce de vida y alegría”1
Para el Filósofo, orar es un impulso del alma para conectarnos con amor con la fuente de DIOS, lo que me recuerda que en el pueblo murió un marido y derechito se fue al cielo.
Al llegar lo saluda amigablemente un apuesto joven, luego de felicitado por su ingreso al cielo, le dice:
–– En la Tierra tenías un enemigo y yo te salvé de que te asaltara.
–– ¡Ah chinga’o!, se me hace que me confundes, nunca me enteré que hubieras intervenido pa’ salvarme.
–– Sí te acuerdas cuando chocaste en el carro y estabas al borde de la muerte, llegué y te salvé la vida.
–– Po’s me acuerdo del accidente donde estuve a punto de morir, pero no vi que llegaras a echarme la mano.
–– Muy sencillo, nunca me viste porque fui tu ángel, y los ángeles somos invisibles, yo tuve la misión durante toda tu vida, de salvarte de tus desgracias.
–– ¡Ah chinga, chinga! y entonces… ¿‘ONDE ESTABAS CUANDO QUE ME CASÉ?
1. Por Peggy Pifer; Pray Your Way to Wholeness, (Spanish Versión)
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