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Reforma/Mauricio Angel

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Por la tarde empezaron a llegar los fans, jóvenes la gran mayoría, al Autódromo Hermanos Rodríguez. Foto: Andrés Hernández
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    Fiel a su estilo, muy concentrado, Sasha prendió por la noche. Foto: Andrés Hernández
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    Los mexicanos Tom & Collins motivaron el baile en el circuitGROUNDS.
  • Varios fans sí siguieron las recomendaciones de las autoridades por el coronavirus.
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    Al caer la noche, pocos recordaron los parámetros de seguridad y disfrutaron del evento a su manera.
  • Por la tarde empezaron a llegar los fans, jóvenes la gran mayoría, al Autódromo Hermanos Rodríguez. Fotos Andrés Hernán

 Cuando los fuegos artificiales le dieron la bienvenida a la noche, pocos asistentes al Electric Daisy Carnival (EDC) recordaron la recomendación de autoridades de salubridad de evitar besos y abrazos.

Durante la segunda jornada del festival, los sentidos eran seducidos por colores y sonidos. Era natural que miles de cuerpos se agruparan en un espacio reducido para bailar al son de los músicos. Una chica era cargada por un muchacho musculoso para fundirse en pleno beso mientras a su lado varios grupos de amigos se abrazaban y compartían cervezas y cigarros durante la simbólica ceremonia de apertura en el escenario principal, el kineticENERGY, que le daba arranque a la fiesta de luz neón casi a las 19:00 horas.

La cifra oficial de asistentes superó a la del primer día por 20 mil personas, pues el Autódromo Hermanos Rodríguez se llenó ayer de la energía de 110 mil fans, cifra proporcionada por los organizadores.

Pero en realidad la celebración electrónica había comenzado a las 14:00 horas, cuando, pese a un calor de 27 grados centígrados que sólo se aliviaba con fría cerveza, los presentes pusieron el toque colorido, al destacar por sus atuendos en tonos encendidos.

Por entre los nueve escenarios y carpas se veía pasar a chicas vestidas de unicornios o mariposas, pero también hombres que aparentaban pasar de los 50 años y que destacaban por llevar los bigotes pintados de colores neón.

Algunos portaban cubrebocas por medida de precaución ante el Covid-19, como un grupo de cuatro amigas procedentes del norte del País, pero la mayoría de quienes lucían alguno lo portaban con adornos, como aditamento para imponer estilo.

«El coronavirus es muy oscuro, así que no queda conmigo. Tanto brillo (que llevo) ha de reflejar un poquito para rechazarlo, más que nada», bromeó Darino Camendi, asistente de 22 años que acudió con una mascarilla cubierta de lentejuelas.

Para la gente, la enfermedad era lo de menos, pues le preocupaba más el polvo que se levantaba frente a los escenarios por tantos brincos. También era muy perceptible el olor a mariguana, que, en buena medida, impregnaba algunos de los foros con shows en vivo.

Los amantes de la electrónica vibraron con el house progresivo de la leyenda de la tornamesa Sasha. El británico, de 50 años, nunca recurrió a la costumbre de pedirle al público levantar las manos ni a poner hits del momento; su enfoque fue propiciar un ambiente de energía creciente en el escenario neonGARDEN.

Un grupo llevaba un cartel donde pedía que sonara «Tusa», el éxito de Karol G y Nicki Minaj. Al final los complació una figura inesperada en el festival: Laura León.

La cantante y actriz, conocida como «La Tesorito», protagonizó la actuación sorpresa en el Dos Equis Stage, donde también se lució con su canción «Suavecito Suavecito». Ahí, horas antes había sonado el ritmo latino de canciones de Yandel y Romeo Santos en las mezclas.

El ritmo no paraba ya entrada la noche, pues los juegos mecánicos fueron la atracción perfecta para tomarse fotos.

Mientras grupos de amigos bailaban con la música, otros se acercaban a las luces para obtener la mejor foto con la iluminación especial, en espera de recibir likes.

Pero a algunos comenzó a pasarles factura la fiesta y tuvieron que sentarse a los pies de los árboles en espera de un segundo aire para acabar con estilo y emoción la jornada, en la que cada rincón era invadido por ritmos festivos como el de Sven Väth, que sucedió a Sasha en el neon Garden.

Al cierre de esta jornada, la gente guardaba energías para explotar al ritmo de Tiësto y Diplo, los estelares del día.