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Europa Press

Hace 13 siglos, la urbe maya de Cobá construyó una carretera de piedra de 100 kilómetros que la conectaba con la antigua ciudad de Yaxuná, para afianzar su dominio sobre la Península de Yucatán.

El primer estudio desde el aire con tecnología LIDAR –que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado– ha permitido a un equipo de antropólogos y arqueólogos de la Universidad de Miami detectar, medir y mapear estructuras ocultas debajo de la densa vegetación que, en algunos casos, ha crecido durante siglos, envolviendo ciudades enteras.

Con resultados publicados en el Journal of Archaeological Science, los investigadores identificaron más de 8 mil estructuras cubiertas de árboles de diferentes tamaños a lo largo del sacbe (un camino pavimentado elevado), con suficiente volumen total para llenar aproximadamente 2 mil 900 piscinas olímpicas.

El estudio también confirmó que el camino, que mide unos 8.5 metros de ancho, no es una línea recta, como se supone desde que los arqueólogos del Instituto Carnegie de Washington cartografiaron toda su longitud en la década de 1930, con poco más que una cinta métrica y una brújula.

Más bien, la carretera elevada se desvió para incorporar pueblos y ciudades preexistentes entre Cobá, que es conocida por sus monumentos tallados que representan a gobernantes belicosos que se alzan sobre cautivos atados, y Yaxuná, una ciudad más pequeña y antigua en el centro de la península. Sin embargo, el aislado Yaxuná (pronunciado Ya-shoo-na) todavía logró construir una pirámide casi tres veces más grande y siglos antes que el castillo más famoso de Chichén Itzá, a unos 22 kilómetros de distancia.

“El lidar realmente nos permitió comprender el camino con mucho más detalle. Nos ayudó a identificar muchos pueblos y ciudades nuevos a lo largo del camino, nuevos para nosotros, pero preexistentes”, dijo la arqueóloga Traci Ardren, investigadora principal. “Ahora también sabemos que el camino no es recto, lo que sugiere que fue construido para incorporar estos asentamientos preexistentes, y eso tiene implicaciones geopolíticas interesantes. Este camino no solo conectaba Cobá y Yaxuná; conectaba a miles de personas que vivían en la región intermediaria”, explicó en un comunicado.

La carretera fue construida justo antes del año 700, al final del Período Clásico, cuando Cobá está haciendo un gran esfuerzo para expandirse. Está tratando de mantener su poder, por lo que con el ascenso de Chichén Itzá, necesitaba una fortaleza en el centro de la península. El camino es uno de los últimos esfuerzos de Cobá para mantener su poder.