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Afp

El nerviosismo por la epidemia del coronavirus, que superó los 100 mil afectados en todo el mundo, y la falta de acuerdo entre la OPEP y Rusia, desplomó a las bolsas y arrastró el petróleo a la baja en una nueva jornada negra.

París cerró con caída de 4.14 por ciento, Fráncfort se dejó 3.37, Londres cedió 3.5, Madrid 3.5 y Milán perdió 3.7.

Previamente las bolsas asiáticas habían acusado también el golpe, aunque en menor medida. Wall Street, según los expertos, se preparaba para una fuerte caída en la apertura, aunque el presidente estadunidense, Donald Trump, se mostró convencido de que «va a repuntar» como el resto de mercados.

Por su parte, el petróleo acentuaba su caída ante el fracaso de las negociaciones para recortar la producción entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia.

A las 16:30 GMT el barril de Brent para entrega en mayo se situaba en 45.42 dólares en Londres, una caída de 9.10 por ciento respecto al cierre del jueves.

En Nueva York, el barril WTI para abril se dejaba 8.63 por ciento, hasta los 41.94 dólares.

La precaria recuperación que experimentaron los mercados a principios de semana ha quedado borrada totalmente, y los inversores buscan refugio donde sea.

El oro llegó a su cotización más alta de los últimos siete años. A las 10:20 GMT se pagaban mil 690 dólares la onza, una ganancia de 5 por ciento a lo largo de la semana.

La tasa de los bonos del Tesoro estadunidense a 10 años marca mínimos, y lo mismo sucede con la tasa alemana con el mismo plazo, que tiene en estos momentos los mismos niveles que en septiembre pasado, su récord a la baja histórico.

«De las últimas nueve sesiones de la bolsa, siete han registrado evoluciones superiores a 3 por ciento: cinco a la baja y dos al alza», advirtió la entidad francesa Banque Postale Asset Management en una nota.

El recorte de su tasa de referencia que protagonizó la Reserva Federal, y los anuncios de coordinación entre instituciones internacionales no están surtiendo el efecto deseado.

«El dinero barato de los bancos centrales y los miles de millones en paquetes de ayuda de los Estados solo alivian los síntomas, pero no las causas» de la epidemia, explicó Milan Cutkovic, analista de AxiTrader.

Todas las miradas en Europa están puestas ahora en el Banco Central Europeo (BCE), que revelará sus intenciones la semana que viene, aunque tiene mucho menos margen de maniobra que la Reserva Federal.

«Todo lo que pueda contribuir a cortocircuitar el pánico y bajar el precio de la liquidez es bienvenido, aunque no se vean por el momento los efectos», comentó Bruno Cavalier, jefe economista de Oddo BHF.

Es la incertidumbre la que está socavando a los mercados, ya que no se sabe cuándo se acabarán las drásticas medidas que han tomado numerosos países para frenar la propagación del virus, como el confinamiento de la población y la anulación de congresos mundiales.

La aerolínea alemana Lufthansa anunció este viernes que en las próximas semanas reducirá su capacidad a la mitad, ya que se enfrenta a la «caída drástica de reservaciones y numerosas cancelaciones».

Ante todo, los inversores escrutan el número diario de nuevos contagios para intentar tener una orientación.

«Para los mercados, la ecuación sigue siendo la misma: ¿cómo evolucionará la epidemia a escala mundial, en cuánto tiempo y qué impacto?», resumió Tangi Le Liboux, de la firma de corretaje Aurel BGC.