El Premio Nobel de Literatura tenía poco tiempo en sus manos. Sin embargo, Gabriel García Márquez nunca dudó en afirmar que deseaba ser reconocido más como periodista que como escritor.
“No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad, ni por el Premio Nobel de Literatura, sino por el periódico. Nací periodista y hoy me siento más reportero que nunca”, dijo poco después de ser encumbrado en la historia de la literatura mundial.
El cariño y la dedicación que el autor colombiano tenía por el periodismo quedó retratado en cada uno de los reportajes y crónicas que publicó en periódicos como El Espectador, El Heraldo, Élite, Momento, Alternativa o El País.
Parte de ese recorrido quedó inmortalizado en El escándalo del siglo, una compilación de 50 crónicas y reportajes que el colombiano escribió entre 1950 y 1987.
Bajo la editorial Diana, el libro permite experimentar diversas sensaciones, como la tensión generada por el asesinato de una joven italiana y la serie de intrigas que esto desata; así como el miedo que los pobladores de Caracas, Venezuela, sintieron cuando se quedaron sin una sola gota de agua.
A la par, el lector puede conocer el itinerario que el Papa siguió para llegar a su residencia en la zona de Castelgandolfo o sumergirse en la devoción que un pueblo colombiano le guarda a “Jesusito”, una pequeña figura religiosa.
El escándalo del siglo también ofrece vistazos a personajes que se volverían icónicos en el universo de Macondo; además, se puede reconocer la esencia de novelas como Del amor y otros demonios, El otoño del patriarca o Cien años de soledad.
Pese a que el nombre de García Márquez siempre ha estado ligado a la literatura, su arribo a la cumbre no se entendería sin su paso por el periodismo.
El oficio más bello del mundo, como lo bautizó, le permitió hacerse de herramientas para contar los cientos de realidades con las que se enfrentaba.
Fue en las redacciones donde el colombiano aprendió que el día a día brinda mayor material que la propia imaginación, y que cualquier historia puede convertirse en una novela.
Quizá por eso nunca dudó en decir que sus novelas eran una especie de reportajes largos, donde los datos y la construcción de historias siempre estaban presentes.
Así, El escándalo del siglo permite conocer a ese otro García Márquez, al que salía a la calle, preguntaba, investigaba, confrontaba y buscaba nuevas formas de narrar, de mostrar porqué el periodismo es el oficio más bello del mundo.