¡¡ Brenda, la pinche vieja huevona…!!

 

Alfonso Mora Chama

 

Amiga Brenda…me imagino tu coraje mientras tecleabas la computadora y redactabas como siempre tus atinados comentarios. Brenda, mi preciosa colega y comentarista de primera línea…pero también me causó risa la manera en que tratas eso de que…”Tengo tanto coraje contra la violencia feminicida que sufren diariamente las mujeres y niñas que me declaro “¡Una pinche vieja huevona!”

 

Algo parecido a una de las muchas narraciones que hemos leído en la vida de una de las líderes feministas y socialistas de México, en sus años de periodista en Yucatán, directora de dos revistas, “Feminismo” y “Rebeldía, me refiero a Elvia Carrillo Puerto, por cierto, hermana de Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán y fue ella, doña Elvia, la primera mexicana diputada local por el V distrito en Yucatán…esto sucedió en 1823 y la lucha pensante y callejera se daba llevando a la cabeza a la recordada Elvia Carrillo Puerto, dirigente del movimiento sufragista en este país llamado México…

 

Brenda amiga…me recordaste a ella, con eso de “una pinche vieja huevona”, calificativos parecidos que le dedicaban a la hermana del gobernador yucateco, tierra de grandes trovas y excelentes compositores como Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín y Sergio Esquivel, entre algunos…La Mérida, nombre de mujer, se afirma.

 

 

 

 

Tu posición, Brenda, admirable y con el razonamiento adecuado, molesta e impotente ante el sufrimiento de las madres y abuelas que han perdido a sus hijas y nietas, secuestradas y ejecutadas; a la hija, a la novia, a una mujer integrante de familias mexicanas, o por el hecho de ser mujeres, cuestión de género y de los términos feminicidios o homicidios. El nombre de la dama que está en contra de ustedes Brenda, mejor ignorarlo, la compadecemos eso sí.

 

Las llama berrinchudas. Su ignorancia es plena. Y tú colega Brenda, llevas la mentalidad de una Matilde Montoya, primera dama en convertirse en médico en México, superando adversidades y topes que le colocaban los hombres, conservadores,  “Impúdica y peligrosa mujer pretende convertirse en médica”, pero el apoyo de Porfirio Díaz, a quien acudió Matilde para lograr su examen profesional, esto fue en la Escuela de Medicina de Puebla, lográndolo por unanimidad un 24 de agosto, -dicen que es el día en que el diablo está suelto, San Bartolo – y como mujer, ya en esos años, se impuso con estudio, capacidad y empeño, a la clase conservadora que en la actualidad perece ser se está acabando.

 

Mi estimada “pinche vieja huevona”, y qué decir de la periodista, cuentista, poeta y diplomática Rosario Castellanos…¿también “pinche vieja huevona”?. Escritora nuestra más importante del siglo XX y embajadora de México en Israel en 1971, siendo catedrática en la Universidad Hebrea de Jerusalén…mujeres ejemplares, sumándose otras como la esgrimista María del Pilar Roldán, primera medallista olímpica en 1968, la montañista Elsa Avila, la actriz Katy Jurado, Rosario Ibarra de Piedra, cada una en sus diferentes medios, pero dejando huella entre las mujeres más destacadas de México…

 

 

Aunque las tenemos en el medio rural, la que lleva el rollo de leña y la ilusión de convivir con su familia, la ama de casa cumpliendo con los quehaceres del hogar y de la familia, la empresaria, la oficinista; la prostituta que, no por el hecho de su apariencia, a la que la sociedad la califica como servidumbre humana, pero merece el respeto por ser mujer…vimos la manifestación en Xalapa, impresionante y valedera, salvo el detalle de la persona que resguardando la iglesia del Sagrado Corazón, le fue como en feria, huyendo ante los gritos y manotazos de las mujeres xalapeñas, de Coatepec, de Teocelo y diferentes puntos aledaños a la capital del Estado..

 

Te envío el más cordial de los saludos, admirable y guapa Brenda, mi reconocimiento a tu perseverancia en los medios de comunicación, y a tu osadía y a la vez valemadrismo de redactarte al final de tu columna:

 

“Tengo tanto coraje contra la violencia feminicida que sufren diariamente las mujeres y niñas que me declaro “¡Una pinche vieja huevona!”.