La Doctrina del Shock y el Coronavirus

La tierra siempre ha sufrido catástrofes y epidemias, y la guerra no es más que una combinación de ambas. Pierre Lemaitre

Desde que el Coronavirus comenzó como una enfermedad que solo parecía afectar a China y algunos países colindantes al poderoso país asiático, avanzó hasta posicionarse en la agenda pública mundial, situación que algunos desestimaron y otros prendieron alarmas ante el nuevo arquetipo de salubridad.

Al día, los medios de comunicación han propagado la información a ritmos avasallantes. Como ejemplo las imágenes sobre la situación en mencionado país, impactan como un tsunami en las redes sociales, aparecen fotos del mercado de Huanan, en la ciudad China de Wuhan, antes de ser clausurado. Se vendía carne de 112 diferentes animales, desde ratas hasta koalas.

Las escalofriantes imágenes, sumados a la narrativa oficial, nos hace parecer una hecatombe que nos ocupa como especie. Sin duda el virus como cualquier enfermedad que no haya sido típicamente controlada con anterioridad requiere de su tratamiento con diligencia y responsabilidad pública.

Los datos oficiales, nos arrojan que el nuevo coronavirus ha infectado en poco más de dos meses a al menos 114.000 personas y ha matado a 4.000, la mayor parte de ellas con edad avanzada y otras enfermedades, como la hipertensión y la diabetes.

El equipo del epidemiólogo británico Roy Anderson calcula que el virus infectaría al 60% de la población mundial en el peor de los escenarios. Las actuales estimaciones sugieren que el 80% de los casos serían leves o incluso sin síntomas, pero habría otro 15% en estado más grave, que requerirían oxígeno, y otro 5% en situación crítica, con necesidad de ventilación en la unidad de cuidados intensivos. Moriría entre el 0,3% y el 1% de los afectados.

Ante esa situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya considera el brote del nuevo coronavirus como una pandemia. Tedros Adhanom, director de la OMS ha expresado que ya han evaluado que el covid-19 puede caracterizarse como una pandemia.

Con pandemia, un término que la OMS procuraba no usar hasta ahora para referirse al nuevo coronavirus, se refiere a una enfermedad epidémica que se extiende en varios países del mundo de manera simultánea. Toda vez que el número de casos de coronavirus fuera de China aumentó 13 veces y que el número de países afectados se triplicó en las últimas dos semanas.

¿Pero cuál puede ser el rol del Estado? ¿gendarme o preventivo?, presento dichas interrogantes, a partir de que, en las democracias occidentales, los comportamientos individuales pueden ser más importantes que las medidas gubernamentales como han advertido los epidemiólogos.

Pese a esa realidad están, también quienes argumentan la Doctrina del Shock de Naomi Klein, la cual es una doctrina formada bajo los presupuestos políticos, económicos y sociales desarrollados por el padre de la Escuela de Chicago, Milton Friedman, y cuyo principal objetivo es desmantelar los restos del Estado de Bienestar y promover a nivel global el modelo de desarrollo neoliberal.

A juicio de la autora, para los seguidores de Friedman, caracterizados por su marcado carácter neoconservador, las fuerzas económicas del mercado como la oferta y la demanda, la inflación y el desempleo, constituyen fuerzas naturales, fijas e inmutables, a las cuales es necesario volver borrando todo rastro de intervención estatal que impida la consecución del libre mercado, entendido como “utopía de los emprendedores”.

En este sentido, el “capitalismo del desastre” postula que detrás de toda “tragedia” (epidemia coronavirus) es posible ver una “oportunidad”, como es la de aprovechar el trauma colectivo para promover e implementar reformas económicas y sociales de carácter radical sustentadas en los principios básicos del corporativismo como son la eliminación del rol público del Estado, la absoluta libertad de movimientos de las empresas privadas y un gasto social prácticamente nulo.

La autora argumenta que experiencia fue desarrollada en Irak tras la invasión del año 2003, y que tan ventajosa ha resultado en términos económicos para las empresas de servicios que han logrado adjudicarse las concesiones contempladas bajo el proceso de “reconstrucción” de dicho país.

El libro de Klein constituye también un aporte interesante para comprender las complejidades que atraviesan los procesos de producción y construcción social del hábitat, principalmente aquellos caracterizados por altos niveles de pobreza y vulnerabilidad que afectan a su población y que son experimentados cotidianamente por sus habitantes.

Hoy esta reconstrucción sería una migración hacia energías limpias, por ello, no es casualidad que la epidemia haya surgido en un país que su capitalismo y éxito este basado en la contaminación, por eso esta pandemia parecer permitir una reconstrucción del orden económico vigente, a partir de la responsabilidad social acelerada y energías limpias.