Cosmovisión
Por: Raúl López Gómez
El milagro de la contingencia
El espíritu de la necesidad de servir y de ayudar en la contingencia sanitaria, se da entre unos y otros.
Desde distintas formas, pero sobre todo desde el personal médico en los hospitales y clínicas del mundo que no se dan tregua para atender a los enfermos, y luchar para salvar vidas.
Entre los ángeles de uniforme blanco de siempre, desde Hipócrates hasta Florence Nigthingale, ahora surge entre la población un espíritu de solidaridad para ayudar a aquellos que en estos días se quedaran sin trabajo o sin recibir las ayudas, que por ejemplo se dan a los adultos mayores que acomodan los productos en el carrito del supermercado.
Una voz entre millones, pidió darles un kilo de un alimento básico y apoyarles de esa forma, porque ya no hay tanta gente en los centros de consumo, y por lo mismo, muchos estarán batallando para lograr el sustento diario.
La pandemia en el mundo, está dejando algunas reflexiones, que además se traducen en ejemplos claros y evidentes del gran valor de ayuda mutua por lograr la sobrevivencia humana.
Ante la imposibilidad de las salidas masivas de la gente de antes a los lugares comerciales y puntos de reunión, se redujo la delincuencia, lo que significa que los que antes se dedicaron a cometer actos ilícitos, tampoco pueden salir y por el temor al contagio del virus del Covid-19, se abstienen de continuar con algo ilegal, y ya no tienen materia prima.
Los tiempos del aislamiento se dan ahora para disfrutar de la familia, ver la tele, leer, platicar y hasta realizar algún pequeño trabajo de reparación en el hogar para lo que antes no hubo tiempo.
Hay hasta quienes cantan y oran como una medida de encontrar una respuesta al mal que está poniendo en jaque a la humanidad, pero con un signo positivo. En las redes se debatió la letra de Ojalá de Silvio Rodríguez, y quedó aclarado que dice en la metáfora: ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve. Y no de Nievi, que es un rifle ruso.
Hasta este drama de la letra se superó con un claro mensaje de amor a una mujer a la inspiración juvenil de Silvio, “fue mi primer amor, Emilia Sánchez a los 18 años”.
El principal mensaje de la emergencia sanitaria para unos y otros, sería en primer momento encontrar a Dios, sentir la energía divina en el universo, en la gente, en todo lo que rodea al hombre y que en el día a día se dejó de percibir, por ejemplo, el amor a los demás, al prójimo y sin olvidar a los animales, aquellos que San Francisco, dijo que son hermanos, así como la luna y el sol.
Ahora, que en este tiempo de aislamiento obligado que no es un juego o una medida graciosa del gobierno, sino en una acción de elemental sobrevivencia, le gente comienza a retornar a Dios, a lo espiritual y a ver en el otro al hermano, que se había perdido en un mar de egolatría, angustia y de las luces que, por el consumismo, no dejan ver más allá, en el fondo del corazón de quienes se deben ver como iguales, moradores de la tierra.
Entre todo lo positivo, lo bueno, lo importante del ser humano sobre el planeta, que, por décadas ante el avance de los medios de comunicación en la inmediatez, se había perdido el estar en la soledad de la familia en el hogar, para revisar con el paso del tiempo, todo lo que ha acontecido al interior de los hogares.
Ahora, hasta revisar que a los vecinos no se les conoce, o si se les conoce no se les habla, ni para salud, pero ahora al parecer esta sacudida moral a la humanidad, hace retornar a una realidad, la necesidad de la solidaridad entre unos y otros.
Y como diría don Mario Benedetti en “No te Rindas”, aun estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo.
Además, de que en las redes sociales ahora no hay material de la violencia, y se analizan ya los temas culturales, de la música, entre el debate sano de la interacción virtual, que hace sentir el poco calor que antes no se tuvo y ahora si se siente entre millones que se dan tiempo para reflexionar y quizás, para dejar de ver en el pasado los fracasos del ego, para esperar a que llegue pronto el futuro:
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque es la hora y el mejor momento.
En este tiempo de reflexión, leer poesía o escuchar la música de Silvio Rodríguez y Facundo Cabral, pueden ser una gran alternativa, para salir de los trivial. En pocas palabras hay tiempo para hacer lo que no se hizo en los últimos treinta años, disfrutar, esto es para los de la generación del jamón del sándwich. A quienes se les debe una factura muy pesada.
Y también para los jóvenes que pueden aprender de los gustos de sus padres y de sus abuelos, el tiempo es el mismo. Animo.
Por cierto, a Facundo Cabral, la iglesia universal debe comenzar a estudiar el caso para que se le declare Siervo de Dios, porque con sus mensajes de la palabra de Jesús a cuantos millones de seres humanos, tocó y sigue tocando con sus canciones y mensajes, cuando dice, no estas deprimido, sólo estas distraído. Así las cosas.