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La Jornada / Fabiola Martínez y Alma E. Muñoz

En el desplome del helicóptero en el que murieron – el 24 de diciembre de 2018- la entonces gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, y su esposo, Rafael Moreno Valle, senador y ex mandatario de la entidad, los investigadores no encontraron rastros de materiales ajenos a la aeronave (aves o proyectiles) ni evidencia de un posible sabotaje.

El accidente tuvo causas muticausales relacionados con averías mecánicas e inadecuado servicio de mantenimiento, así lo establece el informe final de accidente de dictamen de «causa probable», presentado hoy por el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriu, durante la conferencia matutina en Palacio Nacional.

Destacó que hubo consenso entre los investigadores y el reporte es prolijo en todas las recomendaciones. Participaron especialistas de distintos países, así como expertos de los fabricantes del helicóptero y de sus componentes principales.

Si bien no hubo evidencia de falla en el motor, se hallaron daños en el equipo que permite la estabilidad de ese taxi aéreo, operada por Servicios Aéreos del Antiplano y el taller de mantenimiento Rotor Flight Services, cuyas operaciones serán suspendidas temporalmente hasta contar con los resultados de auditorías para tomar las acciones definitivas, que podría llegar a la cancelación definitiva de todos los involucrados, eliminación de licencias, multas, sanciones y lo que proceda.

En el informe se establece como causa probable del accidente: “Pérdida de control del helicóptero debido a un alabeo repentino hacia la izquierda que no fue recuperado por el piloto al mando, provocando que el helicóptero se invirtiera en vuelo y se impactara con esa configuración contra el terreno”.

El secretario Jimenez Espriu explicó que el origen de la falla se originó por “dos pequeños tornillos sueltos “ y, por tanto, “el contacto de uno de esos tornillos permite la posibilidad de un desplazamiento no comandado”.

El funcionario hizo énfasis en el inadecuado mantenimiento a la aeronave y la inadecuada decisión de la tripulación de seguir haciendo el vuelo, aún con el funcionamiento irregular intermitente del alabeo.

“El 24 de diciembre de 2018, el helicóptero no debió haber volado, debió estar en tierra por falla”, subrayó. Sin embargo, “lo hicieron volar; entre el día del 13 y el 24 hubo 31 operaciones. Es decir, se pudo haber caído en cualquiera de esas operaciones”.

Indicó que las fallas fueron múltiples, tanto del operador, la empresa de mantenimiento y la tripulación.

Los documentos serán difundidos este viernes en la página de la SCT y enviados a las fiscalías General de la República y de Justicia de Puebla, para seguir con la indagatoria penal correspondiente.

El helicóptero se desplomó el 24 de diciembre de 2018; falleció la pareja, un asistente de Moreno Valle y dos elementos de tripulación.