Emilio Carranza
Juan Noel Armenta López
Para narradores y poetas del pueblo, Emilio Carranza podría ser una de las mejores obras de Dios. O tal vez, donde Dios recargó su mano a la hora de la creación. Emilio Carranza, en boca de Silvestre Viveros Zárate, cobra vida como un pueblo cundido de estrellas, de sol y de luna, de mar y de historia. Clama Silvestre en su vena narrativa el recuerdo de lugares y de personajes sin paralelo. Loas a Silvestre Viveros, mi mentor de siempre. Emilio Carranza, es el ombligo del mundo, dicho con las fibras emotivas de Roberto Martínez Zavaleta, aquel flamenco declamador de voz ronca y profunda que con vehemencia hablaba de su pueblo. Ahí, en el pueblo de Emilio Carranza, la sierra se cierra. La sierra madre desciende de su penacho y pareciera que buscara un abrazo cariñoso con el vaso profundo de las aguas verdeazules del mar. Carranza tiene en Héctor Aguirre Rodríguez, un eterno cantor de décimas que en sus estrofas le habla al pueblo y a cada piedra de las calles de verbena. Emilio Carranza tuvo en don Erasmo Vásquez Lendechy, a un pintor, escultor y artesano, que con sus manos e imaginación hizo bustos en madera, pinturas al carbón, arte miniatura y entre más obras, la estatua de Yanga de doce metros que se alza con un brazo en ristre reclamando libertad al opresor. En el aire aún se pueden escuchar las voces de Nilda Eufrasio y de Juan Gutiérrez Rea cantando las estrofas de canciones populares. Alma Rodríguez, cronista emérita, replica historias de aquellos hechos trascendentes. En Emilio Carranza, cada poblador siempre tiene una historia que contar. Narradores increíbles que cuentan hechos, epopeyas y misterios, que resurgen en cada palabra de quienes enriquecen aquellas historias. Cuentan, como si fuera hoy, la historia del Sacalenguas, del reto de Gollo Landa y Rogaciano Sánchez cuando “Bolillo” les salvó la vida. La historia del diablo en “Llano de Muchachos”, la historia de la bruja de dos caminos, de Brisia La Muerta, de la anciana del puente, de su majestad la nauyaca y del grito en la noche. Emilio Carranza es tierra de árboles frondosos, de grandes piedras. Tierra de cazadores de perros de agua, tiburoneros. Emilio Carranza es tierra de tejones, tlacuaches, tigrillos, faisanes, gato montés. Emilio Carranza es tierra de amores, de jaranas, de guitarras y de trovadores. Emilio Carranza es un tejido hermoso de las familias Rodríguez, Vásquez, Palafox, López, Arcocha, Spinoso, Torres, Peralta, Mejía, Eufrasio, Aguirre, Lagunes, Salas, Ortiz, Acosta, Morales, Caraza, Huesca, Zárate, Aldana, Andrade, Olvera, Viveros, Aguilar, Hernández, Rojas, Lomán, Medina, Alarcón, Barrientos. El espacio es pequeño, las historias son infinitas, por hoy es todo. Gracias Zazil. Doy fe.