CINCO GENIOS SIN EL CERVANTES (III).
“José Donoso.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Los principales integrantes del llamado “Boom Latinoamericano” son Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Augusto Roa Bastos, y el escritor chileno José Donoso. Todos ellos por diversos motivos parte importante de su vida la vivieron en Europa. París, Londres, Barcelona, Madrid, son las ciudades donde habitaron y en algunos casos escribieron sus principales obras literarias. En el caso de José Donoso es considerado un experto de la novelística europea, sin embargo, sus obras abordan una temática esencialmente latinoamericana, los escenarios de sus novelas serán Chile y particularmente la ciudad de Santiago, lugar donde nació el afamado escritor, esto nos enseña que infancia y circunstancias se convierten en destinos literarios, tal es el caso de la primera novela de José Donoso titulada: “Coronación” publicada en el lejano 1958.
En la vigente sociedad pragmática, materialista, interesada principalmente en obtener dinero, bienes materiales, ¿Podría serle útil a esta sociedad leer “Coronación” de José Donoso? La respuesta sin ninguna duda es sí, porque la filosofía y la literatura siguen siendo una respuesta o mejor dicho un alivio ante este mundo desbocado, vacío, necesitado de reflexión y calidad de vida interna, verdad es que nadie tiene la respuesta o la verdad total a las preguntas eternas del hombre, no obstante, ante una problemática existencial recurrente como lo es el sentido de la vida, la muerte, la soledad, el tiempo, etc. alejarnos del arte considero que es un suicidio involuntario anticipado, acompañados del arte mínimo moriremos de muerte natural tranquilamente sin esperar nada, porque lo que teníamos que vivir a nuestra manera lo vivimos.
A la novela: “Coronación” se le pueden realizar infinidad de lecturas, la historia en general aparenta ser sencilla, pero desde una lectura personal considero que el personaje llamado Andrés Abalos es clave en la obra. Andrés es un hombre de cincuenta y cuatro años de edad, nunca ha tenido la necesidad de trabajar ni preocuparse por nada, es un caballero educado, culto, gran lector de literatura francesa, heredó de sus padres lo suficiente para llevar una vida holgada.
El único nexo familiar que tiene Andrés es su abuela Elisa Grey de Abalos, una mujer de más de noventa años de edad, también millonaria y tiene a su servicio a “criadas” que la cuidan todo el día. Con el paso de los años doña Elisa a pesar de su lucidez sufre momentos de locura, Andrés decidió rentar un departamento sin descuidar a la abuela, pero quería vivir tranquilo, sin escándalos y ruidos.
El mundo de Andrés al inicio parece perfecto, ¿A quién no le gustaría nacer con casi todo lo esencial resuelto? Así podríamos dedicarnos a hacer lo que más nos gusta, leer, escribir, ver cine, guardar sana distancia de mucha gente para evitarnos problemas, no ofender, mucho menos pedir favores, un sinfín de beneficios que nadie duda son envidiables, y, Andrés así lo había percibido y vivido, empero, al ver a su abuela acercarse al final y aunque él estaba tranquilo, en el fondo se sentía solo sin nada esencial que lo ligara a este mundo, empezó a tener crisis emocionales iniciando estos conflictos con el siguiente sueño:
“Solía soñar que iba a toda velocidad por un larguísimo puente suspendido sobre el vacío. Pero el puente, de pronto, terminaba antes de llegar a la otra orilla dejando un trecho en que no había nada, nada más que abismo. En su veloz ansiedad por alcanzar la otra orilla. Andrés caía dando gritos de terror al precipitarse en ese vacío. Despertaba transpirando y sobresaltado. Ningún libro ni la filosofía, ni la ciencia, ni la religión eran capaces de darles medios para llegar, material y conscientemente a la otra orilla. Todo desembocaba en cero, en otra pregunta más, en la interrogante de la muerte.”
Andrés tenía las discusiones con su amigo de la infancia llamado Carlos Gros. Carlos muchas veces le reprochaba su pasividad ante la vida, le decía que como nunca había tenido necesidad, no ha querido arriesgar nada y que precisamente ahí estaba su inconformidad, era un ser que estaba muriéndose en la nada, nunca se casó o mínimo nunca se permitió sentir un amor profundo, fuerte, de esos que te elevan y al mismo tiempo te arruinan, pero que, en esa esencia de sentir, vivir, dar y recibir, acertar y errar se puede encontrar una razón de ser en esta efímera vida.
Los problemas de Andrés fueron aumentando, de pronto llegó a trabajar a la casa de su abuela la simpática Estela, una joven de diecisiete años de edad de origen muy humilde, con el paso de los días Andrés siente estar enamorado de Estela, la joven campesina cuida todo el día a la abuela de Andrés y cuando tiene algún espacio se va a echar novio con Mario, Andrés busca a su amigo Carlos y le confiesa su amor por la joven, por supuesto que Andrés duda y reconoce que ese amor es algo imposible por las edades, afirma que lo único que puede parecer es ser un viejo rabo verde, ridículo, y Carlos no le cambia la idea, al contrario, le dice que su problema va más allá de lo que pueda inspirarle esa humilde muchacha, su problema se encuentra en que se le vino la vida encima y siente que ha vivido en la nada: “¡Pero, viejo, tú simplemente no te has usado!”
Créanme que más allá de la historia de amor, si es que algo de esto hay, en lo particular no lo creo. Lo interesante es conocer los conflictos existenciales de Andrés, un hombre que ha tenido materialmente todo, pero que jamás se ha atrevido a tirarse a nado en absolutamente nada, y estas reflexiones podrían llevarnos a pensar que se confirma que la vida no está en los libros ni en la comodidad material y pasiva, sino en la vida misma, por supuesto que sí, la vida está en un acto de amor, de pasión, de entrega, de riesgo, pero también en un lectura exquisita, finita, profunda, porque al final vida y arte siempre se unen, y pasarán los siglos y las preguntas eternas seguirán vigentes : ¿Qué es la vida? ¿Qué hay después de nuestras vidas? Si la religión es una ilusión, sólo nos queda el arte.
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