Inteligencia emocional y estoicismo en el confinamiento
David Quitano Díaz
El sufrimiento no es producto de los acontecimientos de nuestras vidas, sino que ese sufrimiento es producto de nuestros juicios sobre aquellos acontecimientos. Epícteto
En la medida que el espacio físico de interacción se acota, el mundo de las ideas se expande, el autoconocimiento se posiciona en el campo de batalla de todo el accionar individual. Por esta razón el timón del futuro en la aspiración de que sea mejor, o que simplemente nos permita salir al paso de ciertas situaciones individuales y/o colectivas, será producto de cómo interpretemos el contexto.
Actualmente donde lo que marca la pauta es una pandemia de alcances inusitados, en donde todos los días, oímos y vemos diversos reportes sobre sus alcances, en cuanto a decesos humanos, la alteración en el ritmo de las economías, y en el día a día de las personas, nos refleja un escenario atípico que en lo general como sociedad demanda unidad, pero que en lo individual temple.
A propósito, me parece interesante practicar la disciplina de la Inteligencia Emocional, a través de la cual podemos mejorar nuestra capacidad de adaptación a los cambios y nuestra resistencia natural a éstos.
Daniel Goleman, Martín Neaud y Engelhart y Howard Gardner en términos generales definen a la Inteligencia Emocional como la capacidad para percibir las emociones tanto en uno mismo como en los demás, de comprender por qué se han producido y ser capaz de regularlas. Las personas emocionalmente inteligentes extraen lo mejor de sí mismas: alcanzan su máximo potencial, disfrutan de mayor bienestar físico y psicológico, y multiplican sus posibilidades de alcanzar sus objetivos.
La situación con respecto a hace unas semanas ha cambiado tras decretarse el estado de alarma por el coronavirus y esto conlleva una adaptación. Bajo esa línea de acción, en la actualidad la sociedad se encuentra inmersa en toda una vorágine emocional. El nerviosismo, la frustración o el desánimo se intensifican y salen a la luz sentimientos y emociones que es necesario saber gestionar para evitar desbordarse, cómo asimilemos las emociones es lo que nos puede marcar el ritmo de nuestros alcances.
Ante ello, sumado a la inteligencia emocional cabría retomar un poco de la escuela estoica, misma que se vuelve una forma de entender la vida, basada en el principio de que “Aunque no siempre podemos controlar los eventos que nos afectan, sí podemos tener el control sobre cómo asimilamos y afrontamos tales hechos.”
Tony Schwartz, dueño de The Energy Project y Emily Pines, directora gerente de desarrollo de contenido de la misma consultora, aseguran que las emociones negativas como el estrés, la fatiga, y el pánico pueden ser tan contagiosas como el nuevo coronavirus.
Recomiendan, que una opción para evitar caer en el modo de supervivencia es nombrar nuestras emociones, ya que tenerlas embotelladas pueden llevarnos a explotar de manera negativa. Una vez que se expresan los sentimientos, se vuelve más sencillo controlar las emociones e irlos normalizando.
De manera similar, Paulette Delgado afirma que, en estos tiempos de incertidumbre, la mayoría de las personas estamos nerviosas, ansiosas, por lo que es importante practicar la empatía.
A todas luces, el coronavirus y el distanciamiento social es algo que nos está afectando a todos de manera distinta, por lo que tener en cuenta que los demás pueden tomar esta situación de modo diferente puede ayudarnos a conectar mejor con los demás, ya sean nuestros compañeros de trabajo, amigos o familiares.
También es importante recordar que cada persona maneja el estrés de manera distinta, tratar de entender al otro a través de la empatía, puede ayudarlos a manejar la situación mejor.
Quizás el ejemplo de prudencia también aporte al entorno, ante este gran confirmamiento retomo el buen juico de revisar el estoicismo, mismo que no busca una sociedad ideal, sino lidiar con el mundo tal cual es, mientras busca su desarrollo personal practicando cuatro virtudes fundamentales:
- Sabiduría práctica: la capacidad de enfrentarse a situaciones complejas de una manera lógica, fundamentada y tranquila.
- Temperamento: el ejercicio del autocontrol y la moderación en todos los aspectos de la vida.
III. Justicia: tratar a los demás con imparcialidad incluso cuando han errado.
- Valentía: que está presente no sólo en circunstancias extraordinarias sino al enfrentar desafíos diarios con claridad e integridad. Como decía Séneca: “Algunas veces, incluso vivir es un acto de coraje.” (Recuperado de elmediador.org el 29 de abril de 2020)
Aunque el estoicismo se centre en la mejora personal, no es una filosofía egocéntrica. Por ejemplo, en una época donde las leyes romanas consideraban a los esclavos una propiedad, Séneca pidió un trato humano para ellos y enfatizó que todos compartimos la misma humanidad fundamental.
El estoicismo tampoco fomenta la pasividad. Su aporte es que sólo aquellos que cultivan la virtud y el autocontrol pueden inspirar un cambio positivo en otros.
¿Tendremos inteligencia emocional para afrontar el confinamiento?
*Profesor Investigador de Tiempo Completo en El Colegio de Veracruz. Integrante de la Comisión de Selección del Sistema Estatal Anticorrupción. Catedrático de la Universidad Veracruzana.