Civilidad contra violencia.
Agustín Basilio de la Vega
En México y en muchas partes del mundo, crece la descalificación entre las personas que no comparten la misma opinión política. Se vive una descomposición institucional, social y hasta familiar que está trastocando la vida de personas que durante años han sido amigos.
Sin darnos cuenta, y con la ayuda de las redes sociales, cada día somos más atrevidos y escribimos desde opiniones en contra de los demás hasta epítetos e insultos. Es más fácil enviar un “tuit” o “whats app” que decirle personalmente a alguien lo que pensamos. Lo peor es que muchas veces escribimos lo primero que nos vienen a la mente sin ninguna reflexión.
El gobierno no contrata a nadie que no sea del partido que hoy está en el poder y si hay personas que votaron por la oposición no son de confianza o de plano se busca su exclusión, en los círculos de amigos se discute apasionadamente y en muchas ocasiones se acaban amistades añejas y las familias se distancian por razones políticas.
De seguir esta tendencia, se perderá la oportunidad de que las instituciones gubernamentales aprovechen la experiencia y buenos oficios de servidores públicos capaces y con experiencia que por el simple hecho de no compartir los criterios políticos del gobierno son despedidos. Esto perjudica el establecimiento y consolidación de servidores públicos de carrera y limita las libertades políticas.
Al romperse los círculos de amigos se pierde la oportunidad de compartir información contrastante que ayuda a hacerse de mejores criterios para tomar decisiones, se reduce la capacidad de construir la llamada “inteligencia colectiva” y se deteriora la solidaridad grupal.
La división de las familias daña las relaciones humanas más preciadas haciendo vulnerables a sus integrantes. Lo más triste es ver crecer el desprecio o incluso el odio hacia quien piensa distinto políticamente. Las luchas fratricidas son las más crueles.
Para detener este ambiente de división es necesario dialogar: decir y escuchar argumentos, presentar datos, ser empático y prudente, guiarse por la razón, no enojarse, ser paciente, practicar la caballerosidad, ser amable y saber cambiar de tema cuando la discusión sube de tono. Particularmente es necesario que en las redes sociales actuemos con mesura.
Nadie escapa a cometer algún error, todos estamos expuestos a dar una mala respuesta pero eso es justamente lo que hay que evitar para que en México construyamos un futuro mejor con civilidad. Desde el presidente de México, hasta el más modesto mexicano, tenemos la responsabilidad de evitar mayores fracturas. Si continuamos profundizando las diferencias cosecharemos violencia.
Twitter: @basiliodelavega 4 de mayo de 2020