ECONOMÍA CONDUCTUAL
Intervenciones de economía conductual para mitigar los efectos de la pandemia
Raúl Martínez Solares

En los últimos meses, se ha discutido desde múltiples ángulos, cuáles son las medidas más adecuadas desde la política pública, para enfrentar la emergencia sanitaria y lograr una reducción de los contagios esperados o, por lo menos en la velocidad de los mismos, y reducir la potencial saturación de los sistemas de salud.

La tantas veces mencionada frase de “aplanar la curva” se refiere no a reducir el número total de contagiados, sino a reducir la concentración de éstos en un lapos reducido; ello, con el fin de disminuir la presión sobre los espacios de atención a pacientes, dar tiempo al desarrollo de tratamientos que permitan combatir la enfermedad, avanzar en una vacuna y que, a través del contagio “controlado” se contribuya a desarrollar la “inmunización de rebaño”; (si bien en este último caso es relevante el que se han documentado casos de personas que habiendo sido contagiados, sufrieron una reinfección.

Un artículo publicado por la Universidad de Princeton (“Evaluation of non-pharmaceutical interventions is needed to mitigate the Covid-19 pandemic”, de Haushofer y Metcalf), se plantea que es posible desarrollar intervenciones conductuales (conocidas como nudges, término popularizado por el economista conductual y premio Nobel Richard Thaler), que apoyen medidas más estrictas, como el cierre de actividades escolares y de otras actividades económicas.

La propuesta de este documento académico es que, ante la velocidad con que se desarrollan los eventos relacionados a la pandemia, es posible llevar a cabo intervenciones conductuales de corto plazo, que permitan una medición puntual de sus efectos de control.

Se plantean “intervenciones no farmacéuticas”, que abarcan, desde mecanismos para favorecer las medidas reconocidas para disminuir la frecuencia de velocidad de los contagios, hasta aquellas que pueden implicar sanciones más severas en caso de incumplimiento.

El problema de la implementación de este tipo de medidas es que, por un lado, pueden implicar consideraciones éticas, en caso de que se apliquen de manera selectiva para probar su eficacia y que ello pueda ser interpretado como el favorecimiento de un grupo o región geográfica particular, y no como un parámetro de control para probar la eficacia de la medida contra grupos en los que la medida no se aplica.

También, existe la dificultad de aislar los efectos de otras medidas concurrentes a la aplicación de estas intervenciones no farmacéuticas, que pudieran sesgar el dato del resultado de éxito final de las mismas.

Particularmente, las medidas que implican impulsar cambios sociales (como incrementar la frecuencia de la limpieza) requieren necesariamente; particularmente en zonas de mayor marginación; inversiones públicas que permitan acercar los medios de limpieza a las comunidades.

En algunos países, se han desarrollado iniciativas para la colocación de mecanismos de sanitización de manos en lugares públicos, en zonas que por su precariedad pudiesen no tener acceso frecuente a medios de limpieza.

Ante un evento como el que hoy enfrenta el mundo, del cual no existe antecedente alguno en entornos como los actuales de mayor comunicación y movilidad de las personas en la ciudades; en la regiones y a nivel mundial; es necesario adoptar todas las herramientas al alcance, para contribuir a una disminución del efecto negativo que la pandemia tiene en la salud y, al reducir el periodo de contracción de la actividad humana, disminuir también el efecto económico gravísimo que ya se presenta.

raul@nullmartinezsolares.com.mx

Tomado de El Economista