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Crónica del Poder

La puerta de las ovejas. En este día, 3 de mayo de 2020, celebramos el Cuarto Domingo de Pascua, en la liturgia de la Iglesia Católica. Hoy recordamos a Jesucristo, Buen Pastor, con la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y el Mensaje Papal correspondiente. Hoy también festejamos en México la fiesta de la Santa Cruz y a quienes se dedican a la construcción. El pasaje evangélico de hoy es de San Juan (10, 1-10): “Jesús dijo a los fariseos: ‘Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz’; él llama a cada una por su nombre, las conduce afuera, camina delante de ellas y lo siguen porque conocen su voz”. En cambio, a un extraño las ovejas no lo siguen porque no conocen su voz. La palabra puerta en la Biblia significa normalmente la apertura que permite entrar en una construcción o salir de ella: el templo, la casa, la sala o el aposento. Sin embargo, en sentido metafórico, se habla de la puerta angosta para poder entrar al Reino de Dios cuyas llaves Jesús confía a Simón Pedro. La Jerusalén celestial, según Apocalipsis 21, tiene doce puertas, siempre abiertas, frente a los cuatro puntos cardinales, para simbolizar la invitación dirigida a todos los pueblos.

Jesús es la Puerta. El relato evangélico prosigue: “Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: ‘Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas…quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos’. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Jesús es una puerta abierta y quien le sigue cruza un umbral que conduce a un mundo nuevo, a una manera distinta de entender y vivir la vida humana. Quien sintoniza con Jesús y trata de seguirle, está entrando por la puerta acertada y no echará a perder su vida, sino que la salvará. Quien entra a través de Jesús se encuentra en un espacio donde puede ser libre, pues sólo se deja guiar por el Espíritu Santo y rechaza la anarquía y el libertinaje. Quien entre por la puerta que es Jesús encontrará pastos, no pasará hambre ni sed. Encontrará alimento sólido y abundante para vivir. Este texto nos invita a creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, con el fin de que por la fe tengamos vida en su nombre. Jesús es el legítimo pastor del rebaño. Sin embargo, no basta entender que Jesús es el Pastor enviado por Dios, como Moisés, para ‘hacer salir’ y ‘conducir fuera’ a todas las ovejas. Él es también la ‘Puerta’ y no solamente la del redil, sino que es el paso obligado y el único pasaje seguro. Cualquiera, antes o después de él, que pretendiera desempeñar este rol es o será un impostor, un salteador camuflado de pastor para ‘robar, matar y destruir’.

Camino, verdad y vida. Jesús ha traspasado las puertas de la muerte para entrar en la gloria y por eso Dios lo ha constituido Mesías y Señor. Proclamar su resurrección significa reconocer que él es el guía que nos conduce a las fuentes de la vida en abundancia. Él es el camino, la verdad y la vida. Es el camino que nos conduce seguros a la verdad y la vida. Es un pastor profundamente marcado por el sufrimiento y, con su rostro radiante de luz, nos conduce con seguridad por los caminos escarpados de esta vida terrena. A pesar de nuestras dudas e incertidumbres, sabemos que Dios sostiene nuestras vidas aún en los momentos más adversos como el miedo al contagio del Covid-19 y a sus repercusiones sociales, económicas y familiares. Dios nos conceda las fuerzas necesarias para recomenzar, con profunda esperanza, una vida nueva y fructífera en Jesucristo, Buen Pastor.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa

Foto de Elsbeth Lenz