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La Jornada / Dora Villanueva

Entre marzo y abril la inflación registró una caída de 1.01 por ciento, la más pronunciada en 51 años, exhibe el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), una merma que se basó en el precio de los energéticos.

Con ello el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) cerró en 2.15 por ciento a tasa anual. Es la segunda más baja desde que se tiene registro, dado que en diciembre de 2012 fue de 2.13 por ciento.

En abril, el confinamiento gradual para actividades no esenciales buscó reducir la movilidad en las calles y la velocidad a la que se contagia Covid-19 entre la población.

Al interior del INPC, el índice de precios subyacente –donde se agrupan los precios menos susceptibles a variar- subió 0.36 por ciento mensual y 3.50 por ciento anual.

Entre sus componentes, los precios de las mercancías se incrementaron 0.63 por ciento y los de los servicios 0.06 por ciento mensual.

En lo que hace al índice de precios no subyacente, retrocedió 5.17 por ciento mensual y 1.96 por ciento anual.

A su interior, los productos agropecuarios bajaron 0.79 por ciento mensual y los de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno descendieron 8.57 por ciento, por un menor precio de las gasolinas y ajustes en las tarifas eléctricas de 18 ciudades.