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Universidad Veracruzana

En el marco del Día de las Madres, compartieron las experiencias y adversidades que enfrentan en los ámbitos académico, de investigación, familiar y doméstico.

María Guiomar Melgar Lalanne, del Instituto de Ciencias Básicas.

Blandina Bernal Morales, del Instituto de Neuroetología.

María Leonor López Meraz, del Centro de Investigaciones Cerebrales´.

Claudia Peralta Vázquez.

En medio de la etapa de confinamiento que se vive como consecuencia de la pandemia por coronavirus (Covid-19), y en el marco del Día de las Madres, académicas e investigadoras de la Universidad Veracruzana (UV) compartieron experiencias que enfrentan día a día en el ámbito académico, de investigación, familiar, doméstico y emocional.

La videocharla titulada “Maternidad, ciencia y confinamiento”, tuvo lugar el lunes 11 de mayo, dentro del programa Tardes de Ciencia implementado por la Dirección General de Investigaciones de la UV.

En ella participaron: María Guiomar Melgar Lalanne, del Instituto de Ciencias Básicas; Patricia Martínez Moreno, de la Facultad de Contaduría y Administración, región Coatzacoalcos-Minatitlán; Blandina Bernal Morales, del Instituto de Neuroetología.

Asimismo, Andrea Guadalupe Martínez López, del Centro de Investigación en Micro y Nanotecnología (Microna); María Leonor López Meraz, del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice), y Ana Luisa Ponce Miotti, académica de la Facultad de Filosofía.

En el encuentro compartieron cómo es que compaginan las actividades familiares, domésticas y el apoyo escolar diario que requieren los hijos, aunado a la dificultad de cumplir con la parte académica y de investigación en estas condiciones de aislamiento.

Ana Luisa Ponce manifestó que esta etapa ha sido complicada porque tiene bajo su responsabilidad muchas áreas de la vida que normalmente se delegan a las escuelas, en el caso de la educación de los hijos, y en cuanto a la ayuda doméstica.

De un momento a otro, estas actividades han recaído en una o dos personas.

Sin embargo, externó que éste no es un entorno normal para nadie, pues hay muchas cosas en contra, como la crisis y la incertidumbre que genera la pandemia. Aun así, lamentó que dentro del plano laboral se exija como si no pasara nada.

En este sentido, la especialista en Filosofía de la Ciencia manifestó que existe angustia por parte de los académicos al no poder cumplir con todas las exigencias y necesidades, “no obstante tratamos de dar lo mejor de nosotros ante esta situación complicada”.

María Guiomar Melgar destacó, principalmente, la dificultad que ha significado para ella el plano de la investigación, pues la ciencia experimental ha quedado a un lado. A pesar de ello, ha tenido tiempo para escribir artículos.

No obstante, su preocupación radica también en el hecho de la evaluación por parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y de los estudiantes.

Patricia Martínez Moreno, de la Facultad de Contaduría y Administración, región Coatzacoalcos-Minatitlán

Ana Luisa Ponce Miotti, de la Facultad de Filosofía

Andrea Guadalupe Martínez López, del Centro de Investigación en Micro y Nanotecnología

Por su parte, Patricia Martínez señaló que nadie estaba preparado para trabajar bajo la modalidad en línea, y en el aspecto de la investigación es nulo su desarrollo porque no hay forma de hacer trabajo de campo.

Además, la investigación documental no es tan sencillo por las múltiples tareas que ahora se han sumado en el hogar. “No es la misma concentración, los tiempos pasan muy rápido aunado a la preparación de las clases y retroalimentación con los estudiantes”.

Aunque se administran los tiempos es muy difícil dar el 100 por ciento, en comparación cuando uno está en su hábitat laboral, agregó.

En tanto, María Leonor López resaltó el impacto negativo de esta contingencia, tanto en el trabajo experimental con animales como en el de campo. Tan sólo, en el Cice se mantiene contacto con personas o pacientes a quienes no se les ha podido visitar.

“Es preocupante porque nos puede llevar a un retraso, por lo menos de un año de trabajo, por experimentos que tuvimos que detener y otros que quizá no se realicen en el próximo semestre.”

Asimismo, resaltó las repercusiones no sólo en la investigación de la Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC), sino en los estudiantes, aunado al estado emocional personal y familiar que en muchos casos se presenta.

Blandina Bernal compartió que su trabajo también está enfocado en el trabajo experimental de laboratorio; sin embargo, se ha tenido que hacer uso de las estrategias para tratar de salvar esta área y empezar a desarrollar investigación documental, revisiones y análisis de trabajos previos.

“Para todos ha sido un desafío y tendrán que renovarse estrategias que podamos pensar para este atraso, pero además por nuestra cuenta desarrollar otras que nos permitan salir adelante.”

También se refirió a las crisis que hoy en día se viven en muchos hogares, pues el confinamiento genera ambientes familiares adversos, por lo que vale la pena reflexionar acerca de cómo lidiar con este tema.

Desde su experiencia con sus alumnos, Guadalupe Martínez, del Microna, comentó que tiene a su cargo cuatro grupos, uno de licenciatura y tres de diferentes posgrados; aparte, alrededor de 25 estudiantes de tutorías que requieren un trato más cercano.

Al principio, dijo que fue difícil motivarlos a todos, pero hoy en día y una vez por semana los convoca a una videocharla para que logren sentirse acompañados y sobrelleven este periodo de confinamiento.

Además, en el transcurso de la semana se comunican para abordar todo lo relacionado con las actividades escolares y así darles continuidad.

Como parte de la charla, las participantes confiaron en que las autoridades universitarias tendrán que hacer ajustes en cuanto a la evaluación académica, y de poder emprender nuevas investigaciones sobre el impacto de la enseñanza virtual en los universitarios.