El péndulo del riesgo para México
Renunciar a los hechos es renunciar a la libertad
Timothy Snyder
A lo largo de la historia nuestro país ha sufrido severos golpes en contra de su integridad y su soberanía. En nuestros días, las cifras de la pobreza en México son tan grandes como inaceptables. El Covid-19 y sus repercusiones económicas ya amenazan con borrar 13 años de movilidad social en América Latina y dejar 214 millones 700 mil pobres y 83 millones 400 mil pobres extremos.
Donde en éste Titanic de calamidades México será el país con mayor incremento de pobreza en la región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Ya que para el cierre de 2020 se considera que 47.8 de cada 100 mexicanos serán pobres y 15.9 de cada 100 se encontrarán en pobreza extrema.
Con dichos indicadores el país estaría al frente de la ampliación de la desigualdad, eso informa el tercer reporte de una serie que prepara el organismo para seguir los efectos de la pandemia en América Latina. El organismo propuso a las naciones de la zona establecer un ingreso básico universal de emergencia ya planteado en 2013 por el economista Francés Thomas Piketty.
Otro elemento es que el contexto vigente, está borrando dramáticamente las certezas construidas a lo largo de muchas décadas de trabajo esforzado. Las instituciones que habían logrado consolidarse poco a poco se resquebrajan. Para la mayoría de los mexicanos los tiempos que corren son de ansiedad, incertidumbre y temor. La adversa realidad interna y la crisis internacional representa un enorme riesgo.
Además, esta sacudida, tenemos que lidiar con el extenso viaje de los conceptos de derecha e izquierda que surgieron de la lucha por la libertad desde tiempos de la Revolución francesa.
Repasar la evolución ideológica y la importancia de las ideas de la social-democracia, aportando una revisión histórica de cómo el surgimiento de la izquierda en otros países ha impactado de manera directa el desarrollo de México como nación, y analizando la coyuntura actual, para así intentar definir a qué se hace referencia cuando se afirma que la izquierda finalmente gobierna en el país y cuál es el cambio de régimen que propone en un contexto de pandemia.
En ese curso, la economía global está bajo el dominio del capital especulativo, apoyado por los ideólogos del llamado “espíritu libertario”. El Covid-19, arrastró a la economía mundial a sus más graves crisis en 15 años, provocó el desplome del empleo y con él, el nivel de vida comienza a descender.
Los datos que corren a través de las fuentes oficiales, encienden las alarmas y minan los caminos que como nación hemos de transitar. Entre marzo y abril de este de 2020, se perdieron 685 mil 840 empleos formales, equivalentes a 11 mil 243 diarios, y cerraron o quebraron 4 mil 285 empresas, es decir, 70 unidades menos cada 24 horas como muestran los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Tan solo en abril se registró una destrucción de 555 mil 247 plazas laborales, la cifra más alta para un mes. A esa cantidad se le añaden 130 mil 593 empleos eliminados en marzo. El Coronavirus está matando 8 empleos por minuto en México.
La crisis internacional, por lo demás, ha traído consigo una pérdida constante de valores. En el ámbito interno, los mexicanos padecemos día a día los efectos corrosivos de la inseguridad.
Del discurso de la esperanza de 2018, se comienza a recobrar la percepción generalizada de que el Estado se ha dedicado a administrar el deterioro nacional, en lugar de promover de forma activa el progreso social, el resquebrajamiento de la actividad gubernamental instala las pugnas internas y vientos de intermitencia.
La debilidad institucional se complica con la falta de certidumbre de nuestro Estado de derecho. Los riesgos para el país se agravan ante la ausencia de un debate a la altura de las circunstancias, es decir que ponga a la innovación gubernamental y a la racionalidad de las políticas públicas en el centro de todo esfuerzo, ya que la trivialidad de los planteamientos en pugna no permite que la discusión de las ideas alcance el nivel requerido. Al final nadie hará por el pueblo lo que el pueblo no haga por sí mismo. El castigo o respaldo a quienes gobiernan será el vaso comunicante con nuestro futuro.