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Universidad Veracruzana

El sector educativo debe dirigir los esfuerzos a la generación de un nuevo tipo de docente que adapte sus contenidos a los entornos virtuales, apuntó Ángel Martínez Armengol, profesor del PEAN de la Universidad Veracruzana.
“Es cambiar el chip de la enseñanza presencial áulica hacia un tipo de educación centrada en el estudiante, desarrollar sus capacidades al aprendizaje autónomo, guiado, pero también que aprenda a aprender”.

Ángel Martínez Armengol dijo que uno de los retos es encauzar el aprendizaje autónomo guiado de los estudiantes.

David Sandoval Rodríguez.

La llegada del coronavirus SARS-CoV-2 que provocó la pandemia actual representó un reto para el cual no estaba preparado el sector educativo nacional, sostuvo Ángel Martínez Armengol, profesor de la Universidad Veracruzana (UV).

El docente, quien imparte el curso Medios y Cambio Social en Estados Unidos dentro del Programa de Estudios sobre América del Norte (PEAN), consideró: “En general, me parece que a todo el sector educativo nos agarró en pañales. En realidad no estábamos preparados para un reto como el que tuvimos que afrontar prácticamente sobre las rodillas y, en no pocos casos, de manera improvisada”.

Explicó que, tanto académicos como estudiantes, no están plenamente preparados para aprovechar en toda su capacidad las herramientas digitales que tienen enormes aplicaciones y posibilidades para el ámbito educativo.

“Ni los profesores estábamos al 100 para asumir nuestro papel de ‘facilitadores’ de Entornos Virtuales de Aprendizaje, ni los estudiantes estaban listos para asumir por ellos mismos la responsabilidad del aprendizaje autónomo, independiente y guiado a distancia o de forma virtual”, abundó.

En el mismo sentido, señaló que existen muchos mitos en torno a la educación en línea, considerando que no faltan los detractores que le ven todos los defectos, e incluso que la subestiman como una educación no sólo de calidad, sino real.

Lo cierto es que no se trata de una educación menor ni mucho menos, enfatizó; es un proceso de enseñanza-aprendizaje como cualquier otro, que es mediado por las tecnologías de la información, pero que exige un nuevo tipo de profesor y un nuevo tipo de estudiante.

“Si en educación superior fue todo un reto, en la educación básica y media el reto ha sido aún mayor. Los niños de primaria, secundaria o bachillerato se han enfrentado a un verdadero problema para aceptar este nuevo rol que deben asumir como responsables de su propio proceso educativo.”

Martínez Armengol aclaró que a este contexto se añaden las enormes desigualdades sociales y económicas de nuestro país, las cuales han provocado un nuevo tipo de diferencia que ahonda la brecha digital: la desigualdad en el acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC); una realidad que cientos de miles o quizá millones de estudiantes, y también de profesores, no cuentan con herramientas tecnológicas que los conecten a Internet y por lo tanto a la educación en línea”.

“Entonces, ¿qué podemos hacer?, ¿qué podemos sacar de positivo a este enorme reto que hemos tenido que hacer frente?”, cuestionó. “Pienso que ahora los esfuerzos institucionales de la Universidad Veracruzana y de todo el sector educativo público y privado, deberán estar enfocados precisamente a generar un nuevo tipo de docente, ya no sólo profesor de aula, de horario fijo, de horas, de tiempos completos, etcétera, sino también un académico capaz de convertirse en facilitador en entornos virtuales, que sea capaz de generar y adaptar sus modelos pedagógicos y sus estrategias de enseñanza al entorno digital, a las plataformas informáticas, pero no es sólo una cuestión tecnológica”.

Destacó que este cambio requerido va más allá, “no es solamente enseñarle al profesor el uso de una herramienta informática, una aplicación, un canal de videoconferencias, una plataforma modular. Es cambiar el chip de la enseñanza presencial áulica hacia un tipo de educación centrada en el estudiante, desarrollar sus capacidades al aprendizaje autónomo, guiado, pero también que aprenda a aprender”.

El académico puntualizó que ése es el reto que enfrentamos en la actualidad, “proponernos cambiar y asumir que las TIC están ahí para ayudarnos en nuestro trabajo, que es posible pensar en nuevas maneras de enseñar y de aprender”.