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Europa Press

El pasado abril, Roger Waters dijo que una hipotética reunión de Pink Floyd (banda en la que estuvo de 1965 a 1985) «no sería bonito», sino «jodidamente horrible».

A la Rolling Stone explicó que intentó un acercamiento con los otros dos miembros aún con vida, David Gilmour y Nick Mason, para lanzar una reedición en vinilo de su álbum de 1977 ‘Animals’.

«Escribí una especie de plan porque habíamos llegado a una especie de -realmente no quiero hablar de esto- pero mi plan no dio frutos», apunta, para revelar que les lanzó una pregunta: «¿Podemos lanzar una reedición remasterizada en vinilo de ‘Animals’ sin que se convierta en la Tercera Guerra Mundial? ¿No sería eso bonito? Sugerí hacerlo democráticamente. Dije ¿por qué sencillamente no votamos? Somos solo tres. Pero fue intento fallido y no funcionó. Dios sabe por qué. No es que haya un dios, ¿sabes lo que quiero decir?»

Ayer, a través de sus redes sociales, acusó este martes a su excompañero de Pink Floyd, David Gilmour, de no permitirle usar la página web y las redes sociales de la banda para promover su trabajo.

«David Gilmour me ha prohibido el acceso al sitio web», afirmó Waters en un vídeo publicado en Instagram.
«David (Gilmour) cree que le pertenece (…) Creo que piensa que porque dejé la banda en 1985 él es el dueño de Pink Floyd, que él es Pink Floyd y que soy irrelevante y debería mantener la boca cerrada», dijo el también activista

Según contó a la revista Rolling Stone, Waters se reunió también el año pasado con Gilmour y el baterista del grupo, Nick Mason, para tratar de superar sus desavenencias, pero el intento fracasó, como recordó en el vídeo publicado hoy.

“Hace un año, convoqué una especie de Camp David para los miembros sobrevivientes de Pink Floyd en Londres, donde propuse todo tipo de medidas para superar este terrible punto muerto y la situación difícil en que nos encontramos, pero lamento decir que no dio fruto», contó.
El vocalista y compositor esgrimió que considera «justo y correcto» que todos los miembros de la banda puedan tener «el mismo acceso» para compartir sus proyectos con los «30 millones» de personas que se suscriben a la web.

Waters dejó Pink Floyd en 1985 para actuar por su cuenta y emprendió entonces una batalla legal para evitar, sin éxito, que Gilmour y Mason usaran el nombre de la banda.
Tras este intento fallido, Pink Floyd lanzó el álbum «A Momentary Lapse of Reason» en 1987 y llenó estadios en los años noventa.

En 2013, Waters lamentó haberse querellado contra sus colegas en una entrevista con la BBC.