A los lectores lo que pidan. Me escribió un amigo, leal lector de este portal, con el siguiente mensaje: “… así como escribiste de bares y cantinas, sería bueno escribieras de los moteles xalapeños, creo que merecen un comentario tuyo”. ¡Uf! La verdad es que no somos muy competentes en este tema, y lo digo en serio, no se trata de un falso pudor, estoy seguro que alguna vez en la vida la mayoría demandamos los servicios de este tipo de establecimientos, llamémosle de conveniencia. La palabra motel viene del acrónimo de los vocablos mo, de motor y tel, de hotel. Durante mucho tiempo a los moteles en la capital se asociaron casi indisolublemente con el municipio de Banderilla. Por ahí alguien sugirió que esa población debería tener un anuncio de BIENVENIDOS A BANDERILLA con una flecha amarilla iluminada con foquitos rojos de prende y apaga. Y es que hasta el término “voy a banderillear” se hizo algo muy común que no necesitaba mayores explicaciones, y es que la mayoría de los moteles se ubicaban precisamente en ese sector de la conurbación, era raro verlos por la zona de Las Trancas. En CdMx, el 14 de febrero, día emblemático para el amor, no son suficientes los miles de establecimientos ubicados en la megalópolis de concreto y asfalto para cubrir su altísima demanda. Además, leía en la revista ‘Chilango’, hay desde los más modestos hasta los ultra sofisticados con cama giratoria y servicio de champán y toda la cosa. No, me declaro incompetente en este tema. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal