Luis Mario Moncada, director de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana (Orteuv), compartió acerca de cómo ha impactado la pandemia Covid-19 a esta bella arte, pero también del panorama que se vislumbra una vez superada la contingencia.
De acuerdo con la historia de la Orteuv, “con el estreno de Moctezuma II, dirigida por Dagoberto Guillaumin en 1953, la UV se constituyó como fundadora y principal aliento del teatro moderno en Veracruz; sus montajes y sus egresados la han convertido desde entonces en referente a nivel nacional e internacional”.
Al consultar a su Director sobre el impacto que ha tenido la pandemia Covid-19 en la escena teatral, el panorama que esbozó no fue halagüeño: “Para el gremio de las artes vivas, en general, la pandemia ha sido una tragedia; ha puesto contra la pared el sentido de nuestra actividad, que tiene que ver con la presencia y la identidad comunitaria”.
Si bien buscan alternativas para mantener el vínculo con un público –que también ha visto limitadas sus posibilidades culturales–, el también dramaturgo dijo tajante: “No hay nada que sustituya el encuentro ritual y la activación del aura colectiva, como lo identificara Walter Benjamin”.
Narró que desde el primer día de la pandemia, ellos como artistas de la escena han intentado sobreponerse, “pero el panorama es desalentador, incluso hay miembros de nuestro gremio que, por su condición de edad o de padecimientos crónicos, es posible que no puedan subir nuevamente a un escenario”.
También habló del panorama una vez superada la pandemia, etapa que tampoco se vislumbra alentadora para la escena teatral. Aunque tarde o temprano volverán a abrirse los teatros, “el impacto ha pegado en el corazón de nuestra actividad”.
Ya en el proceso de desconfinamiento, primero la gente tendrá que recuperarse económicamente, “la afición teatral no será prioridad ante un precario equilibrio de las finanzas públicas y privadas”. Además, será necesario construir nuevos protocolos de asistencia a espacios públicos.
Lo que ha ocurrido en este compás de espera, dijo, es que se han abierto líneas de investigación en torno a lo que algunos llaman “tele-convivio” o “tele-presencia”, se procura explorar las trazas de teatralidad en el manejo de redes y nuevas tecnologías.
Pero son propuestas aún incipientes. Es más, “por el momento los avances en dicha exploración son pobres y en muchos casos decepcionantes, pero no hay que cejar”, remarcó el también actor, docente, investigador y gestor cultural.
Citó como antecedente la época del cine mudo, cuando “la imposibilidad de la palabra posibilitó grandes hallazgos en materia de lenguaje cinematográfico”.
Y subrayó: “Si el obstáculo es el estímulo más grande de la creatividad, no tengo duda de que se crearán y fortalecerán nuevas formas de narrativa que si se llaman o no teatro, será lo de menos; lo importante es reconstruir los vínculos de comunicación y ‘contacto’ directo entre público y creadores; que la llama del ritual se mantenga, eso es lo importante, tal como ocurrió y seguirá ocurriendo desde la prehistoria. Lo importante es la reunión de la polis”.
Luis Mario Moncada subrayó que pasará mucho tiempo antes de que se recupere la confianza en los encuentros presenciales, y tal vez éstos se vean limitados por las condiciones de seguridad, por ello su capacidad de adaptación tendrá que trabajar extra para encontrar el gusto y la necesidad de la presencia escénica.
“A pesar de todo, hay que confiar en la capacidad de adaptación de la naturaleza humana.”
El entrevistado adelantó que la Orteuv, como compañía institucional, en estos momentos abrió un campo de investigación a las nuevas herramientas de comunicación, aunque todavía sin pretensión de generar productos, más bien la intención es conocer y capacitarse en el uso de nuevas tecnologías pues éstas, en el mediano plazo, les permitirán considerar la creación de materiales audiovisuales que contribuyan a las labores de difusión en las que está empeñada la Universidad.
Asimismo, “en la contribución al entendimiento y desarrollo de nuevas narrativas que tengan como base no el teatro, sino en su más amplio sentido, la teatralidad”.
Por: Karina de la Paz Reyes Díaz