«Gisela Hernández, una enfermera que trabaja en un hospital de la ciudad de México, tiene dos meses alejada de sus pequeños hijos, por temor a contagiarlos de coronavirus. En las noches que se conecta por videollamada, no deja de recordarles cuánto los extraña y como añora el día en que volverán a restar juntos. «Sigo trabajando en el INER, que es mi segunda casa… porque amo lo que hago. No me arrepiento de ser enfermera, tengo miedo y sabía de los riesgos que se corría, pero me gusta ayudar a mis pacientes», expresa Gisela. La información es de «Reuters» y la publica «Excélsior». Foto de «Reuters».