Política incorrecta

 

Cuando no había sana distancia

 

En el ya lejano año de 1991, trabajando para el gobierno de Dante Delgado, tuve una de mis experiencias laborales más enriquecedoras, profesional y formativamente hablando. En ese año formaba parte del grupo de asesores que integraban la ya desaparecida Secretaría Técnica del Gobierno del Estado en ese entonces a cargo del licenciado Adán Pérez Utrera.

 

A partir de esa experiencia profesional del ámbito de la administración pública del gobierno estatal, que se combinó con una labor extra curricular inscrita más en el terreno de la operación política partidista, en el PRI por supuesto, escribí un libro en donde reseño de manera detallada en qué consistió esa experiencia. Quienes formábamos parte de la Secretaría Técnica como asesores desempeñábamos labores sustantivas, sin embargo, nuestra participación en esa área discreta hacia afuera, no figurábamos como protagonistas en el medio político, éramos como una especie de asesores “fantasma” que teníamos un desempeño importante pero discreto.

 

A partir de esta entrega adelantaré algunos extractos del libro que, espero, se encuentre en circulación a fin de año, claro, si la pandemia no dice otra cosa.

 

“[…] …mi visión profesional cambio por completo cuando llegué a trabajar a la secretaría técnica, a un área técnica. Esta era un área de trabajo simple y llanamente. En el momento en que me incorporo a trabajar a la secretaría técnica me doy cuenta que allí no había lugar para la política, para la grilla como coloquialmente se le llama, lo único que había era trabajo, trabajo y más trabajo. Claro que el secretario técnico era un político y como tal hacia política, pero su responsabilidad y la de sus colaboradores –asesores- con una responsabilidad sustancial, no era cosa de juego, tenían un peso tangible, nodal, específico.

 

En áreas como esta no había lugar para la equivocación, no se podía fallar, no había margen de error porque si había una equivocación la falla no era tuya… el que se equivocaba era el gobernador. Entonces el reto se presentaba desafiante. Era como una prueba para saber de qué estabas hecho, para saber si lo que habías aprendido en la universidad iba a servir de algo. Entonces los primeros días en la secretaría fui requerido poco, pero después el secretario técnico me empezó a encomendar pequeños trabajos a través del coordinador de asesores: redacciones de tarjetas informativas, el análisis de ciertas lecturas con su correspondiente reporte, revisión de documentación variada igual con reporte vía tarjetas, entre otras tareas. Evidentemente el secretario técnico me estaba como midiendo, ‘palpándome’ como quien dice. Pero, poco a poco fue encargándome ‘trabajitos’ de mayor peso.

 

Recuerdo que esa primera tarea fue un discurso para el gobernador. Hablaba ante un grupo de empresarios hoteleros y del ramo turístico del puerto de Veracruz y les iba a dar un informe acerca de los avances que tenía la modernización –ampliación con infraestructura- de la conurbación Veracruz-Boca del Río. Era mi primera prueba de fuego, recuerdo que, entre otras cosas, había que incluir en el discurso cómo iba el desarrollo de importantes proyectos como el edificio del llamado en aquel entonces identificado con el acrónimo de EXPOVER, que quería decir algo más o menos así: Centro de Exposiciones y Convenciones de Veracruz. Así como el Acuario de Veracruz, que era un proyecto muy ambicioso para dotar al puerto de uno de nivel mundial.”

 

Continuará…