2020, año de la pandemia

Paulo Arturo González Olvera

El tiempo que nos ha tocado vivir es maravilloso, como ha sido todo momento de toda la historia, como fue ver el levantamiento de las pirámides, la primera contemplación del fuego, la caricia de los primeros perros junto a la hoguera, las borracheras de Sócrates y los discursos de san Pablo en las plazas públicas. Sigue aquí la aurora Boreal, está todavía el aroma de los pinos y el canto de los pajarillos al amanecer. El sonido del agua fluyendo entre las piedras, el viento moviendo los árboles, la mirada de los ojos de los niños, las risas sonoras, los frutos abiertos, el mar invadiendo con su olor las habitaciones, todo sigue aquí.

El tiempo que nos ha tocado vivir es monstruoso, como ha sido mostruoso todo momento de toda la historia y aún de la prehistoria; la esclavitud, el terremoto de Lisboa, la peste bubónica, Nerón, todos los nerones, Hitler, Pinochet, el hambre y el deseo de que el hambre siga aquí; el sufrimiento y el deseo de que el sufrimiento siga aquí. Aquí están todavía las palabras mío  y tuyo de que hablaba el Quijote, la estupidez, el egoísmo, la mezquindad.

Nos ha tocado vivir el 2020, somos tan afortunados como desdichados. Escucho continuamente que algo bueno debemos de sacar de esta crisis, que salir de este problema nos hará una mejor sociedad, que aprenderemos muchas cosas para hacer del mundo un mejor lugar para vivir. Pero también veo que hay quienes lucran con la muerte, o con el miedo, o con la salud. También escucho declaraciones de que volver a hacer girar los engranes de la economía traerá muertes, pero que es un daño menor; también veo que vale más el yo  único que soy frente a todos los y la lejanísima tercera persona.

No sé si pueda existir un mejor lugar para vivir, creo que sí. Tampoco sé si pueda ser peor, creo que sí. Sé que, si es posible, trataré de sumar una letra en el libro del mundo mejor, borrar esa palabra del otro libro. Sé que, si no es posible, habré actuado como si sí lo fuera.