“Veracruz en la locura”

 

Adalberto Tejeda Martínez

 

Es el título de un libro de don Armando Rodríguez Suárez (1994). El autor nació en Pachuca en 1919 y falleció hace un cuarto de siglo en Xalapa. De adolescente fue voceador, limpiabotas, lector de tabaquería y a los veinte años dejó la carrera de profesor rural en Chihuahua para incorporarse a la redacción de «La voz de México”, órgano del Partido Comunista, y de ahí a medios nacionales como «Hoy», «Mañana», «Impacto», «Siempre! » y «Tiempo».

Fundó el semanario “Protesta» contra la invasión estadunidense a Guatemala en 1954; posteriormente se publicó desde ciudades de México donde había problemas sociales que denunciar. En esta y otras empresas periodísticas coordinó las plumas de Enrique Ramírez y Ramírez, Renato Leduc, Alberto Domingo, Antonio Caram y Alberto Beltrán, entre otros: viejos autores de viejos tiempos que los jóvenes lectores pueden consultar en internet.

En 1959 reportó la entrada de los rebeldes a La Habana y se quedó ahí ocho años. Fundó, con el argentino Jorge Ricardo Masetti, la agencia informativa «Prensa Latina», para la que contrató de reportero a Gabriel García Márquez.

Regresó de Cuba en 1967. Fue gerente en Veracruz del Banco Nacional de Crédito Ejidal y dirigente del movimiento cañero de 1972 que lo llevó a la cárcel unos meses. En el estado publicó en «El Dictamen», «Diario de Xalapa», «Política» y en «Punto y Aparte», desde la fundación del semanario en 1978 hasta que don Armando dejó la máquina de escribir y la vida.

Son de recordarse sus reportajes de la triunfante revolución Sandinista, a inicios de los ochentas, cuando junto con Sergio González Levet cruzó medio México y Centroamérica en un Renault 18 de media vida. Después sus temas recurrentes fueron el agro y el medioambiente veracruzanos. Van algunos párrafos de «Veracruz en la Locura»:

… “las señaladas actividades productivas veracruzanas, ¡viven lamentablemente, desgraciadamente ancladas en el pasado! Y mientras quienes en ellas participan de una o de otra manera, directa o indirectamente, no sean capaces de sacudirse su ancestral modorra, terminarán -y muy pronto- sepultados en las ruinas de esos sus propósitos frustrados. Y esto, en perjuicio del Veracruz de hoy y de mañana.

“La gravísima responsabilidad de esa nada lejana tragedia social, ciertamente correspondería a quienes trabajan y viven de la caña de azúcar, del café y del ganado vacuno -actividades productivas sometidas a los efectos devastadores de una crisis profunda y ya muy prolongada-, pero implicaría inevitable e inexorablemente, en igual o mayor medida, a los gobernantes veracruzanos de ayer y hoy. No existe escapatoria posible…”.

Estas papas calientes han sido motivo de luchas varias de la sociedad civil veracruzana de las que don Armando fue pionero pero no profeta fuera de su tierra. El actual gobierno estatal las heredó y ahora son suyas: las enfrenta o las elude y que sigan minando a Veracruz.