ENRIQUE GONZÁLEZ PEDRERO, 90 AÑOS.

La cuerda floja.

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

El binomio representado por el intelectual-político nunca ha funcionado, ejemplos ilustres abundan, Platón es uno de ellos, sin embargo, la política es una ciencia fundamental en la vida del hombre tanto en su esfera individual como social, porque nos guste o no, al ser el hombre un animal político de automático requiere de la política teórica y práctica, y es que pese a la desconfianza del actuar político las sociedades modernas urgentemente necesitan políticos capaces, conocedores, eruditos y pragmáticos, en el caso mexicano son pocos pero han existido algunos hombres cultos e ilustres que incursionaron en la política, tal es el caso del gran intelectual, escritor, diplomático, y político mexicano Enrique González Pedrero.

Enrique González Pedrero fue Senador de la República, Gobernador del Estado de Tabasco, Embajador de México en España, dirigió el Fondo de Cultura Económica, y en el mundo académico-intelectual fue Catedrático y Director de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, en su abundante obra nos encontramos con los tres tomos titulados: “País de un solo hombre: el México de Santa Anna”, “Riqueza de la pobreza”, y el libro que en esta ocasión discurriremos se titula: “La cuerda floja” publicado por el FCE en 1982.

Desde que se empieza a leer el prólogo del libro claramente se denota el amplio conocimiento filosófico, literario, sociológico y politológico del autor, la problemática central que plantea el Maestro González Pedrero es comprender y reconocer que la política teórica y práctica es una necesidad inherente al hombre que vive en sociedad, y como el Robinson Crusoe solo es una ficción y el hombre aristotélicamente hablando es un “zoon politikón”, no tiene otra opción más que interesarse en las cuestiones del Estado, el Gobierno y la Sociedad.

Partiendo de esa premisa insoslayable González Pedrero afirma que: “El hombre es lo que hace, pero también lo que piensa y lo que dice.” Por lo tanto, el Maestro realizará un recorrido por clásicos autores que a través de sus obras, pensamientos y teorías influyeron en las sociedades de sus tiempos e incluso sus postulados siguen de alguna manera influyendo en la política de nuestra vigente sociedad, por ello el primer error a evitar es seguir creyendo que la teoría poco sirve para resolver los problemas sociales que nos aquejan y que solo a través de la política práctica los vamos a resolver. González Pedrero nos recuerda que Marx en el tomo I del Capital escribió que un Arquitecto primero piensa, imagina, diseña la idea de un edificio y ese concepto que nace de una idea, esquematización, sistematización mental, pasará a ser una construcción concreta, material, ese mismo proceso deberíamos utilizar para la construcción política, por eso hay que pensar y repensar nuestra historia, teorías, hechos que nos han llevado a estar donde estamos, y, sobre todo, porque si no lo hacemos corremos el riesgo que el aire nos lleve a donde mejor le plazca y aquí la cuerda puede ser muy floja y caernos estrepitosamente.

Teniendo la temática central ubicada, González Pedrero realiza un erudito y muy especializado recorrido por el pensamiento y obras de Maquiavelo, Tomás Moro, Vasco de Quiroga, Thomas Hobbes, John Locke, J. J. Rousseau, y Karl Marx. Sobre estos autores nombrados el estudio y análisis es detallado, profundo e ilustrativo, y alrededor de ellos aparecen autores como Freud, Octavio Paz, Silvio Zavala, entre otros, solo que estos autores los utiliza para analizar el contexto de lo que está abordando de los autores arriba citados. Créanme que todos los estudios son valiosísimos e incluso para los que ya hayan leído las obras cumbres de esos autores clásicos, los ensayos del Maestro González Pedrero nos ayudan a profundizar en ellos y perfeccionar nuestras lecturas, en algunos momentos los análisis e interpretaciones son magistrales, veamos un ejemplo.

Cuando el autor está analizando el pensamiento político de Maquiavelo nos recuerda que para ahondar sobre el autor de “El Príncipe” debemos conocer el ambiente en que Maquiavelo vivió y escribió su obra, es decir, estamos en pleno renacimiento, reforma protestante, el encuentro de dos mundos, pero que esencialmente el renacimiento es poner al hombre en el centro de la discusión, esto implica dejar atrás las formas estáticas y dogmáticas de la edad media, el nuevo hombre no tan solo es el centro, además, estará obligado a dirigir su vida, hacerse responsable mediante la razón del destino de su vida y aquí el autor pone de ejemplo que San Agustín en su obra y pensamiento que estructuró la forma de vida de la edad media, este autor caminaba del pecado a la perfección divina, de la ciudad terrenal a la ciudad de Dios, en cambio, en esta nueva etapa el hombre anda libre afianzado en sí mismo, pero al mismo tiempo tiene la enorme y bella responsabilidad de saber hacia dónde quiere ir, decidir qué camino elegirá.

La anterior reflexión puede parecer muy utilizada cuando se estudia esta etapa de la sociedad, pero por común que sea no deja de ser trascendental, porque si la llevamos al terreno netamente político la nueva postura exige sociedades educadas, analíticas, criticas, informadas, conocedoras, y allí es donde estamos absolutamente atrasados y se explica en gran medida el estancamiento político, social, democrático, etc. porque al desconocer el devenir histórico cualquier charlatán metido a político viene con un discurso barato y la gran masa ignorante ahí va tras él creyendo que el paraíso se encuentra en sus discursos y promesas populares e irrealizables, me atrevo a afirmar que ni siquiera llegan a ser planteamientos políticos utópicos en el sentido clásico del término, por ello urge que la sociedad (principalmente la clase media) tenga un papel más activo en la transformación política-social, no esperemos que la politiquería tradicional opere los cambios esenciales y de fondo, la verdadera transformación debe venir no de los politiquillos vigentes sino de la política hecha, pensada y actuada por una sociedad comprometida, critica y responsable.

Luego entonces, cuando nos auto-educamos y conocemos el pensamiento y actuar de los grandes hombres de la historia allí nos encontraremos con un gran legado y un fuerte llamado de consciencia social, ejemplo ilustre en estos ensayos que integran el libro se encuentra en el actuar de Vasco de Quiroga, un hombre que con defectos y virtudes y partiendo desde su fe religiosa realizó una gran cantidad de reformas políticas y sociales en el México colonial, el Maestro Enrique González Pedrero sobre la enorme figura de Vasco de Quiroga escribe: “Esa conducta es su máximo legado a los hombres de este país que pudo ¿puede? Ser distinto, una lección en verdad inagotable, más válida ahora que nunca si pensamos que solo desplegando la originalidad imaginativa de Quiroga podremos estructurar una opción propia para nuestros tiempos.”

Hasta el día de hoy seguimos estancados, divididos, peleados, y la cuerda donde estamos caminando cada día es más floja, ¿Podremos cambiar el rumbo de nuestra historia? Si bien suena a utopía, mínimo debemos intentarlo.

 

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