100 años de San Rafael en Xalapa

“La alegría de la vida está en darla”: Franco Coppola

Agustín Basilio de la Vega

El pasado 24 de octubre, la comunidad católica celebró el centenario de la presencia de San Rafael Guízar y Valencia en esta ciudad, hoy sede de la arquidiócesis de Xalapa.  En enero de 1920, en tiempos del Papa Benedicto XV, Rafael Guízar llegó a Veracruz para tomar posesión como quinto obispo de la entonces diócesis de Veracruz, justo después del terremoto que devastó la zona de las altas montañas de este estado.

El 15 de octubre de 2006 fue canonizado por el Papa Benedicto XVI convirtiéndose en el primer obispo mexicano en ser declarado santo. México, es el país hispanoparlante con más católicos en el mundo. Por la pandemia ocasionada por el #covid_19, la fiesta de San Rafael Guízar y Valencia fue prácticamente “virtual” por los medios empleados, pero con una profunda espiritualidad por las circunstancias provocadas por la crisis sanitaria.

Esta vez las peregrinaciones no fueron multitudinarias, hubo recorridos “virtuales” tanto al museo como al sepulcro del santo; el Nuncio Apostólico Franco Coppola cortó el listón de la exposición de los trabajos de Fernando Rueda Rojano con motivo de esta celebración, mismos que se exhiben en la calle de Juárez no. 70; asimismo, ofreció una rueda de prensa y presidió diferentes concelebraciones litúrgicas y reuniones privadas. La visita del embajador del Vaticano en el segundo país con más católicos en el mundo a esta ciudad remarcó la importancia de esta fiesta de San Rafael Guízar. Por cierto, el nuncio se dio la oportunidad de visitar también el Museo de Antropología e Historia guiado por la rectora de la Universidad Veracruzana Sara Ladrón de Guevara.

A la celebración eucarística de la festividad de San Rafael Guízar fueron convocados con estrictas medidas sanitarias algunos presbíteros, religiosas y laicos para acompañar al arzobispo Hipólito Reyes Larios, el obispo auxiliar José Rafael Palma Capetillo y, desde luego, al Obispo diplomático Franco Coppola, representante de la Santa Sede.

La misa fue sobria, solemne y los asistentes ocupaban escrupulosamente sus lugares marcados y bien espaciados, todos usaron mascarillas y algunos, caretas.  La celebración estuvo impregnada por un profundo respeto a las víctimas de la pandemia, a las que no era posible olvidar porque la ausencia de sacerdotes como Gilberto Suárez, Alvarito y Magaña, entre otros, pesaba.

También se nos vinieron a la mente las religiosas y laicos que han pasado a la vida eterna a causa de la pandemia. Con los rostros cubiertos era difícil distinguir quién estaba allí en la Catedral Metropolitana en este momento crucial de la historia de la comunidad de cristianos local. Tal vez hace 100 años, cuando San Rafael acudía a consolar a las familias veracruzanas víctimas del terremoto, la presencia de Dios se sentía igual de profunda.

El Nuncio Coppola abordó la lección del “Buen Pastor” que ha sido la imagen predilecta del Papa Francisco y que San Rafael vivió de manera extraordinaria: “Un cristiano que no es misionero no es cristiano, un misionero no es un propagandista; (un cristiano) no es un ideólogo, es un testigo que anuncia la presencia de Jesús… que experimenta la presencia del Señor  y la comparte.”

La homilía en forma sencilla, de tono suave y convincente de Coppola, fue escuchada por los asistentes entre los que destacaba el alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero, y otras autoridades civiles, así como coordinadores de movimientos católicos: “Debemos ser testigos de nuestro encuentro con el Señor.”

Antes de ser embajador en México, el obispo Coppola fue Nuncio en Burundi, un país africano de   poco más de 12 millones de habitantes, por lo que confesó su temor por la gran responsabilidad al venir hace 4 años a México para ejemplificar el consuelo y fortaleza que da la fe en nuestro país. Al visitar la Basílica de Nuestra señora de Guadalupe reflexiona: “¿Cuántas veces la Virgen, Jesús o San Rafael nos dicen ¿de qué te preocupas, no estoy yo aquí…? … la pandemia nos desnuda y nos sentimos preocupados…” y exhorta a la comunidad católica de Xalapa: “debemos curar los corazones quebrantados… tenemos que llevar nuestro testimonio, es nuestra responsabilidad… recordemos la pregunta “¿dónde está tu hermano?, ¿hemos cuidado a quienes se nos ha encomendado?”

Para el Nuncio, todos los que nos decimos cristianos debemos ser buenos pastores en nuestra familia, el trabajo, la sociedad y el país, y los dos criterios que deberían regir en nuestra vida son, primero: todos somos pastores pues todos tenemos a alguien a quien nos han confiado y, segundo: ¿conozco a mis ovejas?, ¿las escucho?

Franco Coppola nos interpela: “¿Me concentro en defender mis derechos o doy la vida por las personas que me han confiado?” por lo que remata: “San Rafael y Sergio Obeso son nuestros modelos, porque salieron a caminar, a encontrar sus ovejas para escucharlas y conocerlas.”

Finalmente, el nuncio recuerda que el Papa Francisco ha dicho que el pastor no siempre va al frente del rebaño, a veces va al centro o detrás, guiando, cuidando y animando. De verdad así vamos nosotros entre nuestra familia, amigos y vecinos, pero mucha veces ensimismados en nosotros sin voltear a ver a los demás, pensando sólo en nuestros derechos.

San Rafael, ruega por nosotros.

Twitter @basiliodelavega                            26 de octubre de 2020