- “Las personas del campo saben qué semillas utilizar, en qué momento sembrar, y cuando dialogan me hacen pensar que no necesito colocarme desde el feminismo para conocer la lucha de las mujeres y alimentarme de ella”.
Carlos Hugo Hermida Rosales..
Carmen Cariño Trujillo, académica e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, afirmó que en las comunidades que habita la gente que produce, cuida y cultiva el campo existe un conocimiento profundo que es de mucha utilidad para reconstruir el tejido de la vida que se ha perdido en gran medida en la actualidad.
La catedrática impartió de forma virtual una conferencia magistral el 12 de noviembre, en el marco de los festejos por el 15 aniversario del Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes (EcoDiálogo) de la Universidad Veracruzana (UV).
Carmen Cariño afirmó que en el contexto impuesto por la pandemia de Covid-19 las comunidades han sostenido a la humanidad y han proveído la comida necesaria para sobrevivir.
“Los campesinos son responsables de la producción de entre el 70 y el 80 por ciento de los alimentos del planeta”, aseguró.
Mencionó que en la sociedad por muchos años permeó la idea de que el futuro se encontraba en el norte, lo que hizo que se invisibilizara aquello que existía en las comunidades, que siempre han resguardado mucho conocimiento y sabiduría.
“Las personas del campo saben qué semillas utilizar, en qué momento sembrar, y cuando dialogan me hacen pensar que no necesito colocarme desde el feminismo para conocer la lucha de las mujeres y alimentarme de ella”, enunció.
Declaró que es fundamental que la sociedad comprenda que fuera de las zonas urbanas existen otros mundos y realidades poseedores de una fuerza impresionante, que son los encargados de alimentar al planeta.
“Yo creo en el campo, y es indispensable que los seres humanos volteemos a verlo para fortalecernos y aprender de la tierra, e identificar los procesos que nos separaron de ella”, enfatizó.
En el contexto global actual un gran sector de la sociedad está en guerra contra los pueblos y los seres vivos, y que en muchas ocasiones el Estado, la iniciativa privada e incluso las instituciones de educación superior han jugado un papel para reproducir esa forma de pensar y actuar.
Las comunidades tienen una forma muy particular de actuar, de conservar la memoria y de construir mundos a través de los abuelos, por lo que debemos preservar ese conocimiento que alimente a las generaciones venideras y ellas pueden ayudar a que nuevas realidades florezcan, finalizó. l