- Eduardo Carlos Juárez, violinista de la OSX, ha logrado integrar siete ensambles, en una labor altruista y desinteresada
- “Un músico joven debe practicar en un entorno seguro, donde no sea juzgado ni criticado”
Jorge Vázquez Pacheco..
A Eduardo Carlos Juárez López, violinista en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) y egresado de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana (UV), se le identifica como el generador de lo que él mismo ha denominado “orquestas-encuentro”, una opción para músicos y público que muestra contornos interesantes y cuya función va más allá de los intereses monetarios.
Indicó que la idea surgió cuando ingresó a la Facultad de Música proveniente de su natal Altotonga. “Los estudiantes estábamos conscientes de nuestra necesidad de practicar en grupo, en un entorno amable y de camaradería. Cuando se sumaron numerosos alumnos, se requirió de un director y fue así como asumí ese rol bajo un concepto despojado de exigencias y maltrato. De hecho, estoy por concluir en Puebla un Doctorado en Dirección Orquestal y en mi tesis abordo precisamente la relación director-instrumentista, que con frecuencia no es sencilla para uno ni para el otro”.
Lo sorprendente es la respuesta a tu convocatoria, no sólo entre músicos sino también con el público…
En Xalapa se reúnen muchos músicos procedentes de diversas latitudes. Al programar con la OSX la Sinfonía 1 de Mahler la noticia se difundió rápidamente, se contemplaba como un enorme salto y numerosos ejecutantes se sumaron al proyecto. Todos hemos tocado Haydn, Mozart y Beethoven, pero Mahler es otra cosa y fue así que nos animamos a interpretar la Sinfonía El Titán, en junio de 2014 en los patios de la Unidad de Artes, con una aceptación muy notoria. Aquello fue, diríamos, el boom, con el trabajo desinteresado de los colegas invitados y acceso sin costo para todo público.
Vemos que has llevado tu proyecto a otras ciudades en las que incluso existe actividad importante.
Me interesaba inicialmente Veracruz puerto, como primera sucursal del proyecto de las orquestas-encuentro; después pasamos a Puebla, Ciudad de México, la zona de La Laguna y, más recientemente, Toluca y Oaxaca. Esta última es la séptima realización concretada y si las cosas resultan como las hemos planeado la Filarmónica de Oaxaca debutará el 20 de noviembre próximo.
El secreto es tener muy claro cómo se dará ese encuentro y qué necesidades atiende. Hay muchos que no están de acuerdo en que un músico comience a tocar en conjunto a temprana edad, pero si finalmente a eso nos vamos a dedicar todos, no le veo inconveniente. Quizá más importante sea que lo haga en un entorno seguro, donde no va a ser criticado ni juzgado. Que la práctica sea específicamente para aprender y que ello le haga sentir parte básica de un proyecto importante, es para mí elemental.
Tu estilo al dirigir es mesurado, con batuta clara y movimientos diáfanos. ¿Eso es natural o aprendido?
Hay mucho de la escuela de mi maestro Fernando Ávila, quien estudió en Europa con Sergiu Celibidache. Claro que también he analizado las formas de dirigir de otros maestros y en mi tesis abordo el asunto de por qué algunas funcionan admirablemente y otras no. Leonard Bernstein era difícil de entender, pero lograba que todos marcharan juntos. En medio de muchos factores, una de mis observaciones es que el trabajo del director no sólo es durante el concierto; la sección medular está en los ensayos y allí se requiere de habilidades profundamente humanas para resolver conflictos y observar las cosas desde un ángulo imparcial.
El director debe tener habilidades de líder. En lo personal llevo años sometido a terapia enfocada hacia ello porque un violinista practica sobre su instrumento todos los días, pero el instrumento del director son los músicos. Si no cultiva sus habilidades como cabeza visible en asuntos de mercadotecnia, de relaciones humanas y artísticas, el entorno puede complicarse.
¿Por qué la terapia en tu caso?
Al principio, por pánico escénico. Eso me permitió trabajar sobre muchos detalles personales, lo cual me gustó mucho, y logré una Maestría en Psicoterapia Gestalt. Aunque guardamos plena conciencia de que somos personas trabajando con personas, muchos músicos tendemos hacia la deshumanización y son los directores quienes están más expuestos a ello. Que un artista margine los rasgos humanos le restará efectividad y esa correlación está plenamente comprobada. El nivel de autoestima del director influye mucho en los resultados artísticos y es uno de los planteamientos en mi tesis que, por cierto, se publicará en enero de 2021.
Para el entrevistado, uno de los pecados supremos en el arte es suponer que ya no se necesita aprender más. “Soy músico en la OSX y tenemos el privilegio de tocar obras maestras cada semana. Eso es algo que no está al alcance de todos, porque hay ejecutantes que en su vida han tocado una Quinta sinfonía de Beethoven. Por lo mismo, nos interesa asistir a donde vamos a aprender y si en algún momento nos decidimos a hacer Mahler, Carmina Burana o una Novena de Beethoven, es como develar un misterio para saber que sí podemos. Y si no nos aventamos ahora, ¿entonces cuándo?”.
La trayectoria de Eduardo Carlos ha sido intensa; la Orquesta Juvenil de las Américas (YOA, por sus siglas en inglés) le invitó en 2005 como miembro temporal (todos ingresan así) para integrarse a la gira por Colombia, Venezuela y Argentina. Dentro del programa de Líderes YOA, se eligen músicos para misiones educacionales y así fue invitado a Corea a dirigir en 2013 y en 2014, así como en Honduras. Eso lo catapultó como director, lo que combina también con encuentros y seminarios internacionales sobre psicología de la música.
“La emergencia sanitaria que ha doblegado al mundo nos coarta muchas posibilidades, pero no nos mata el ánimo. Tenemos mucho trabajo por delante, hay qué reactivar la cultura y lograr que aquí, como en Europa, el arte sea considerado una necesidad social. Tenemos un gran mecenas, que es nuestra Universidad Veracruzana, y eso lo valoro del todo. Mientras la cultura sea abordada como un fenómeno curativo, tendremos mucho por hacer. Me encanta mi trabajo, mucho de lo que he logrado ha sido gracias a mis compañeros en la OSX, a los directores titulares y huéspedes. Ha sido un proceso de muchos meses y años en que nuestra evolución artística se concreta día con día.”