Lugar:
Fuente:
Universidad Veracruzana
  • Argelia Soto Linares, de la Maestría en Ciencias Sociales, es una de las ganadoras del Premio “Arte, Ciencia, Luz” .
  • Su trabajo versa sobre experiencias de mujeres sobrevivientes de la guerra y su lucha por el resarcimiento.  
  • Fue dirigido por la académica Rosío Córdova Plaza. 

 

El caso estudiado puede servir como ejemplo ante la realidad vivida en México, dijo Argelia Soto

El caso estudiado puede servir como ejemplo ante la realidad vivida en México, dijo Argelia Soto

 

“Durante los cinco años que estuve al frente de estos proyectos, mi indignación crecía cada día, porque las mujeres hacían decenas de acciones y de esfuerzos para que sus solicitudes fueran tomadas en cuenta, y éstas no eran atendidas o eran sometidas a una simulación de atención” 

 

Karina de la Paz Reyes Díaz.. 

 Una investigación que visibiliza las graves violaciones a los derechos humanos ocurridas a mujeres hace más de 30 años en Guatemala y que continúan vigentes, resultó ganadora del Premio Arte, Ciencia, Luz al mejor trabajo recepcional 2020, que otorga la Universidad Veracruzana (UV). 

Se trata de Experiencias de mujeres sobrevivientes de la guerra y su lucha por el resarcimiento: agenda estatal antiderechos humanos en Guatemala, tesis ganadora por el Área Académica de Humanidades, específicamente por el programa de Maestría en Ciencias Sociales del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) y cuya autora es Argelia Soto Linaresbajo la dirección de la académica Rosío Córdova Plaza. 

Argelia habló Universo acerca de los aportes de su investigación, de su estrecha vinculación con aquel paísy de su activismo y empeño por aportar a la defensa de los derechos humanos. 

La joven nació en la Ciudad de México y actualmente tiene 30 años. Su madre y padre son guatemaltecos, así que de allá son sus orígenes. razón de la violencia política que se vivió en la década de 1980, tuvieron que pedir asilo político en México, país solidario que les brindó una mano y la oportunidad de vivir sin correr peligro”. 

No obstante, añadió: “Mis padres siempre supieron que debían en algún momento regresar, por lo que en el año 2000 volvimos”. 

Fue a sus 17 años que ingresó a la Escuela de Ciencia Política para estudiar Sociología en la tricentenaria Universidad de San Carlos, única institución de educación superior pública en el país centroamericano.

¿Qué te motivó a realizar un posgrado en la UV?
En 2017, buscando otras oportunidades y aprovechando que mi familia residía en Xalapa, inicié la búsqueda de una oportunidad de estudio o de empleo, fue así que con el apoyo de nuevas amistades tuve conocimiento de la convocatoria de la Maestría en Ciencias Sociales del IIH-S de la UVTuve mucha fortuna y fui aceptada. Mis primos habían estudiado en la UV y son profesionistas excepcionales, así que sabía que se trataba de una muy buena institución, lo cual pude constatar durante mis dos años como estudiante.

¿Qué detonó tu interés por desarrollar tu investigación Experiencias de mujeres sobrevivientes de la guerra y su lucha por el resarcimiento: agenda estatal antiderechos humanos en Guatemala?
Desde los 19 años inicié mi trabajo en temas relacionados con violaciones a derechos humanos en el contexto de la guerra en Guatemala. 

En aquel momento, gracias a mi trabajo, tuve acceso a expedientes de víctimas sobrevivientes, los cuales eran ingresados a bases de datos y programas gubernamentales; en ellos, de forma general se narraban los sucesos, todo era impresionante, indignante y doloroso. 

En 2012, cuando empecé a colaborar con una organización ngubernamental (ONG) que contaba, entre otras, con una de línea de trabajo en favor de las víctimas de la guerra, tuve la oportunidad de dirigir un proyecto de acompañamiento, asesoría y capacitación en el marco de los derechos humanos y la justicia transicional, dirigido a mujeres indígenas mayas q’eqchi’es, víctimas directas e indirectas sobrevivientes de múltiples violaciones a derechos humanos en el contexto de guerra como masacres, ejecuciones extrajudicialesdesapariciones forzadas, torturas, desplazamiento e incluso violencia y violación sexual. 

Por cinco años tuve a bien dirigir este proyecto durante ese tiempo me di cuenta de que las mujeres permanecen profundamente afectadas después de más de 30 años, por las violaciones a las que fueron víctimas; sin embargo, fortalecían su organización, aumentaban sus conocimientos y desarrollaban en comunidad un sinfín de herramientas para su lucha por su derecho al resarcimiento. No obstante, su trabajo era poco valorado por las autoridades, que poco hacían para cumplir con su obligación de resarcirlas por los daños sufridos durante la guerra ypor el contrario, realizaban acciones revictimizantes todo el tiempo. 

Las mujeres vivían y viven en una montaña rusa de emociones, no solamente por lo vivido, sino por las promesas incumplidas de las autoridades; sin embargo, en la medida de sus posibilidades se mantienen claras de que la organización es la clave, que las hace fuertes y les sirve como una plataforma sólida para seguir con su objetivo de luchar por la reivindicación de sus derechos, como mujeres, como ciudadanas y como víctimas sobrevivientes de una guerra. 

Durante los cinco años que estuve al frente de estos proyectos, mi indignación crecía cada día, porque las mujeres hacían decenas de acciones y de esfuerzos para que sus solicitudes fueran tomadas en cuenta, y éstas no eran atendidas o eran sometidas a una simulación de atención.

La tesis aborda los efectos negativos que generan las guerras y conflictos armados, sin importar su origen

La tesis aborda los efectos negativos que generan las guerras y conflictos armados, sin importar su origen

Por ello, debía estudiar las razones, las lógicas y los orígenes de esta inacción, de esta omisión, de esta revictimizacióny de esta burla. Ya con algunos conocimientos previos, decidí dedicar la investigación a esta problemática para ayudar a visibilizar que después de más de 30 años las graves violaciones a derechos humanos continúan vigentes, nunca son atendidas de ninguna forma, el Estado reafirma su papel como victimario al no responder y no cumplir con sus compromisos nacionales e internacionales. 

Así también, decidí hacer este trabajo para exponer que las mujeres a razón de haber perdido todo, y sin ningún tipo de apoyo estatal, se encuentran en una situación de vulnerabilidad muy fuerte, cada vez se empobrecen más, incluso algunas como ya ha habido casos han muerto en medio de este proceso de lucha, sin haber visto ningún resultado.

A manera de invitarnos a consultar tu trabajo de investigación, ¿qué destacarías de él?
Si entendemos por derechos humanos ese marco normativo que estandariza las necesidades que deben ser cubiertas para que todos vivamos una vida digna, es preciso entender que una vez que éstos sean violados, ocurrirá todo lo opuesto. 

El ejemplo que se plantea en esta tesis lleva no solamente a conocer una realidad diferente a la mexicana, pero a su vez tan parecida no sólo por la crisis humanitaria respecto a las violaciones a derechos humanos, aunque muchos lo desconozcan, compartimos muchas cosas, entre ellas una historia que en muchos momentos se parece, sobre todo con relación a la vulneración de ciertos segmentos poblacionales. 

El ejemplo que se plantea relata una historia de hace más 30 años, y los padecimientos y las heridas sociales e individuales que significan la violencia, el no atender las violaciones a derechos humanos y no garantizar la eliminación de las violencias, y no trabajar en las garantías de no repetición. 

Es, por tanto, un caso que puede servir como ejemplo ante la realidad vivida en México, para plantear un posible escenario, una predicción. Puede servir, también, como ejemplo de buenas y malas prácticas, todo con el afán de aprender de los errores de otros y tratar de mejorar la situación en la que nos encontramos. 

También, nos invita a ver los efectos negativos que generan las guerras o conflictos armados sin importar su origen, porque al final quienes sufren las más caras consecuencias son las poblaciones que quedan en medio del fuego cruzado, en especial las históricamente vulnerables, como son las mujeres indígenas.

¿Qué significa para ti haber ganado el Premio Arte, Ciencia, Luz 2020?
En definitiva, algo que no esperaba, pero un acontecimiento bonito que me llena como profesional, como investigadora y como defensora de derechos humanos, pero especialmente que me da la certeza de que el trabajo puede trascender y de esta manera visibilizar la situación de derechos humanos en Guatemala, el permanente incumplimiento del Estado guatemalteco ante la agenda de derechos humanos que es su responsabilidad que, como he mencionado, puede servir como un ejemplo para países como México que se enfrentan a este tipo de acontecimientos. 

Así también, para visibilizar lo acontecido con las mujeres indígenas durante la guerra, especialmente cómo han sobrevivido, se han organizado y cuáles han sido los obstáculos que han enfrentado en su lucha por el resarcimiento, pero en específico los logros que han obtenido. 

Recibir este premio también me enfrenta a un reto para continuar profesionalizándome más e ir haciendo pequeños pero valiosos aportes a la sociedad en aras de generar esos cambios tan necesarios.

¿Algo más sobre el tema que te interese mencionar?
Cuando los gobernantes entiendan que priorizar el cumplimiento de los derechos humanos en las agendas estatales significa cubrir todos sus frentes de trabajo y cumplir integralmente con su responsabilidad puesto que significa dignificar a las personas, sanar las heridas sociales, vivir en democracia y en un estado de derecho, justicia y paz–, todo será diferente. Así que sirva este espacio para hacer un llamado al respecto. 

Llamado que hago extensivo a las entidades educativas para promover y apoyar la investigación y acción científica, donde se debe resaltar el trabajo desde las ciencias sociales, sí en materia de derechos humanos, pero también en otros tópicos que contribuyan a una sociedad más justa y equitativa.