«A los 10 años yo ya era músico, tenía dos años de estudio, cuando entré a trabajar a un circo. Tocaba los timbales, por que el que lo hacía se iba a ver a su novia y me dejaba solito. En otra ocasión hice un acto de trapecio, pero muy facilito para que no me lastimara, porque faltó el chavo que tenía que hacerlo. Me gustó y un día me fui con el circo, pero no llegué muy lejos porque mi padre fue por mi inmediatamente, pero en mi corazón yo tengo el circo, sigue siendo mi pasión, mi locura». Se lo platicó a Manzanero a Bibiana Belsasso, en entrevista  para «La Razón». Foto de este medio.