Cosmovisión

Por: Raúl López Gómez

 

Réquiem al padre Víctor Manuel Díaz Mendoza

 

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. La tristeza y dolor invade a todo el pueblo cristiano a quien le lloran a un hombre santo que fue a la casa del padre y al final mucha gente dará cuenta de la trascendencia a quien dedicó su vida a la atención de toda comunidad con un elevado sentido de apego a los dogmas de la iglesia católica, de los evangelios y de seguir el camino de Jesús de Nazaret-

 

El sacerdote Víctor Manuel Díaz Mendoza, hizo del cristianismo la esencia de vida con una fortaleza espiritual que deja huella a una labor de pastor de almas de una manera muy ejemplar y que encontró en el servicio a Dios, el amplio cariño de muchos a los que les abrió su corazón, sin medida.

 

Con un sentimiento de un hijo verdadero de Dios, realizaba muchas obras espirituales desde la sencillez y esa labor que no se ve, que a veces generaba envidias, pero no se conoció de su gran labor cristiana y humana como un auténtico servidor de la palabra al celebrarle la misa y llevarle la comunión todos los días al obispo emérito de Veracruz, don José Guadalupe Padilla y Lozano.

 

Su pasión de servicio con la cercanía a la filosofía de Jesús de Nazaret, lo hicieron ver cómo alguien muy poderoso en el tema de la misericordia al seguir en el día a día con una misión pastoral de difícil compromiso entregado al cien por ciento a su iglesia, lo que le generó envidia y celo de algunos de sus hermanos sacerdotes. “Bienaventurados sois, cuando por mi causa los vituperen o persigan”.

 

Se ganó igualmente el respaldo y el respaldo del obispo Luis Felipe Gallardo Martín del Campo y a su jubilación, con el nuevo obispo de la diócesis de Veracruz, monseñor Carlos Briseño Arch, siguió como vocero y párroco de la Catedral de Veracruz. https://www.youtube.com/watch?v=RM9ogwm8-yA

 

Sólo hasta el final de su paso terrenal, todos los representantes de los medios de comunicación en la región y desde la propia sociedad civil, le dan un especial agradecimiento al adiós del padre Víctor, como un hombre santo que se entregó plenamente a ejercer el sacerdocio como lo pidió el propio Jesús de Nazaret, “id y predicad los evangelios”. QEPD. Así las cosas.