- El trabajo que la entidad universitaria realiza en comunidades, fue lo que motivó a Teresa Nájera a realizar ahí sus estudios superiores.
“Hace falta mucho por hacer, pero lamentablemente nos enfrentamos a un sistema patriarcal, occidental, donde cada vez existen más obstáculos para hacer o generar procesos autónomos; no es fácil, pero en estos momentos es relevante apostar a trabajar de manera colectiva, activa, en pro de la sociedad pero también del medio ambiente”.
Karina de la Paz Reyes Díaz..
Teresa Nájera Rivera, originaria de Cumbre de Metlac, municipio de Ixtaczoquitlán, obtuvo el grado de Licenciada en Gestión Intercultural para el Desarrollo, con mención honorífica, por la Universidad Veracruzana (UV), con el trabajo recepcional “Derechos, organización y participación comunitaria, y redes para el cuidado del río Tenejapa en San Andrés Tenejapan, Veracruz. Reflexiones desde el ecofeminismo”.
Teresa, de 30 años de edad, decidió estudiar la Licenciatura en Gestión Intercultural para el desarrollo en la Sede Grandes Montañas de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), entidad académica de la UV, al escuchar sobre el enfoque de la licenciatura y de las orientaciones educativas con las que cuenta: Comunicación, Salud, Lenguas, Sustentabilidad y Derechos; asimismo, al conocer el trabajo que realizan en las comunidades.
En aquel momento desarrollaba trabajo en campo como capacitadora en el programa del Consejo Nacional de Fomento Educativo, y antes había impartido clases a infantes de nivel primaria.
“Para mí es muy cierto el decir que ‘las cosas llegan a su tiempo’, y la UVI llegó en el momento acertado a mi vida, era lo que estaba buscando después de tener un intento fallido al no quedar en la Facultad de Enfermería”, expresó gustosa.
Su examen recepcional lo presentó el 25 de enero. El tema surgió cuando ya realizaba intervención en el municipio de San Andrés, con el objetivo de animar acciones para fomentar el interés en la conservación del río Tenejapa.
En la UVI, explicó, desde el primer semestre acuden a las comunidades de los municipios que conforman la sierra de Zongolica, para conocer y poner en práctica las herramientas y técnicas metodológicas que les enseñan en las aulas.
De esa manera, identifican necesidades, problemáticas y potencialidades en las localidades, al tiempo que generan una vinculación con las personas del lugar y forman algún grupo para en conjunto generar acciones que mejoren o solucionen tales situaciones.
“En mi caso, decidí trabajar en San Andrés porque quedé fascinada con el lugar, sabía dentro de mí que tenía que hacer algo por ese hermoso río, de alguna manera aportar mi granito de arena.”
Fue en tercer semestre que Teresa decidió hacer su investigación en ese lugar, en conjunto con Angélica Aguilar Granados y Héctor Enríquez Esteban. Cada quien optó por distintos temas que, a su vez, se relacionaban ya que son a favor del medio ambiente. Al paso de los semestres, generaron vinculación con distintos sectores de la población, realizaron algunas acciones, mientras la investigación tomaba forma.
Ésta tiene un objetivo general: promover acciones de sensibilización e información sobre la contaminación del río de San Andrés Tenejapan, mediante animación sociocultural, para motivar el respeto a la madre tierra.
Mientras que los objetivos específicos son tres: conocer las causas de la desaparición de las faenas comunitarias relacionadas con el cuidado del río del municipio, mediante la comparación con algunas otras actividades en las que aún persiste la organización como son las mayordomías; documentar la situación sociocultural de la cuenca del río de San Andrés Tenejapan para difundir la información en planteles educativos del municipio, a fin de sensibilizar a la población estudiantil; y animar actividades sobre la importancia de preservar y cuidar el río.
“Sí se cumplieron, aunque faltó profundizar más. Se logró realizar acciones de sensibilización e información a diferentes sectores de la población: infantes en los centros educativos, autoridades comunitarias y municipales, mujeres, hombres.
”Logré iniciar un diagnóstico del lugar, y en particular del río, datos históricos, comunitarios, sociales, cualitativos y cuantitativos; algunos quedaron plasmados en técnicas y herramientas que nos propone la metodología de animación sociocultural, por ejemplo: murales, cine debates, exposición fotográfica. Además de un catálogo donde plasmaron la diversidad de especies de flora y fauna que existe en San Andrés (éste fue realizado por infantes de un centro educativo de nivel primaria).”
Para todo ello retomó técnicas y herramientas de las metodologías de investigación vinculada para la gestión, investigación participativa.
Además, generó vinculación y articulación con actores sociales de la comunidad, quienes propusieron, apoyaron y participaron en algunas de las actividades.
Es más, fue posible la conformación de una red de apoyo con más estudiantado de la UVI, que permitió colaborar en las actividades que se realizaban en los distintos lugares de intervención: ferias comunitarias, exposiciones, jornadas de limpieza, festivales.
“Nos apoyábamos presentando alguna exposición o taller, y aunque cada investigación tiene temas distintos, puedo decir que todos se relacionan, porque se busca el bien común, el buen vivir tanto con la sociedad como con el entorno natural.”
Fortalecer el tejido social
Amanda Ramos García, responsable de la orientación Derechos en la UVI Grandes Montañas y asesora de la investigación en mención, enfatizó que, además del compromiso, disciplina y responsabilidad que mostró Teresa, “ella y los compañeros de su generación pusieron en el centro de su formación la ‘colaboración’, que es uno de los criterios de investigación que promovemos desde la UVI”.
Por una parte, citó la colaboración entre Teresa, Héctor y Angélica para impulsar acciones en beneficio de la población nahua en San Andrés Tenejapan. Toda vez que ellas y él se organizaron y apoyaron para favorecer la participación comunitaria y colaborar con las iniciativas que la propia comunidad impulsa, por ejemplo desde las escuelas.
Por otra parte, la académica destacó la colaboración entre compañeros de toda la generación para contribuir y apoyar los proyectos de investigación vinculada que cada quien llevó a cabo en diferentes municipios, por ejemplo: Rafael Delgado y Tlaquilpa.
“Creo que esas redes, en el largo plazo, pueden traer frutos para el bienestar de las comunidades nahuas en la región de las Grandes Montañas.”
Por su parte, Teresa Nájera hizo hincapié en la importancia de dar seguimiento a estas investigaciones, no sólo la suya, ya que cada una es interesante y todas buscan rescatar, valora y difundir los conocimientos comunitarios, las prácticas culturales, los saberes campesinos, generar lazos horizontales, y así fortalecer el tejido social.
“En mis conclusiones me atreví a hacer algunas propuestas a la UVI, a los centros educativos de la localidad, así como a las autoridades municipales, estatales, con respecto a la contaminación del río.
”Hace falta mucho por hacer, pero lamentablemente nos enfrentamos a un sistema patriarcal, occidental, donde cada vez existen más obstáculos para hacer o generar procesos autónomos; no es fácil, pero en estos momentos es relevante apostar a trabajar de manera colectiva, activa, en pro de la sociedad pero también del medio ambiente.”
Precisamente, el trabajar desde el ecofeminismo a Teresa le dejó la inquietud de seguirse preparando sobre esta corriente, pues descubrió la importancia de buscar esa reconstrucción del lazo con la naturaleza.
“Para empezar, descubrí que como persona estaba lejos de la naturaleza, mi interés por cuidarla y conservarla estaba minimizado, callado; para esto me volví a encontrar con mi entorno natural, retomé ese lazo que había olvidado, partiendo desde mis orígenes, mi vivencia en la infancia, considero que aún me falta mucho por aceptar, comprender, trabajar en mí y así poder transmitir ese sentimiento de pertenencia con la naturaleza.”