La pandemia y la maldad humana
En México, hay un mundo oculto al que muchos no quieren ver, y está más que evidente a la vista de todos.
Ese mundo es el de la pobreza, aquel del que se dice que los mexicanos son campeones de la felicidad, porque se piensa que vivir con poco dinero, lo necesario, no lo suficiente, aunque sea para comer y lo más elemental sirve, ayuda siempre para la sobrevivencia.
Con la pandemia, ese mundo de los pobres cambió, y se convierte en algo más complicado, el de seguir en la lucha diaria, ahora sí para la supervivencia, lo que significa seguir o dejarse llevar por los brazos de la muerte.
Pero, las estadísticas, ahora con el virus letal que asola al mundo sin tregua, afecta a ricos y pobres, pero en una realidad, los pobres muchos en sus comunidades o colonias, citadinas o rurales, como poco salen, o cuando salen se exponen al mal, todos se dan cuenta que son más fuertes o mayormente inmunes a todo lo malo del Covid-19.
No se trata, de dejar de ver la realidad, o lo que se llama ese gran debate de realidad o percepción, porque la pobreza está y ha sido parte de la vida de millones de mexicanos, con una gran diferencia ahora alguien pensó en lo que se vio como ocurrencia, de darle a todos los adultos mayores por igual pobres y ricos una pensión que es parte de la justicia social. esto es en un paso auténticamente democrático, porque todos los que quieren han podido hacer ese trámite.
Y también, las ayudas a las personas, niños, jóvenes y adultos con capacidades diferentes fluyen, y además se extienden a los estudiantes o al campo con beneficios al programa de “sembrando vida”.
Está bien, los ricos de este país, no quieren ver a los pobres, y eso se les acepta, pero el hecho de que la visión del nuevo gobierno, se debe poner en una balanza, de que hubiera pasado con los millones de mexicanos en el momento actual, en que con la pandemia se han vivido los peores tiempos, no solo en contra de la salud, sino también de la economía, porque millones de personas han perdido el empleo y lo elemental para el sustento diario.
Otros, salen a hurgar en la basura y con la recolección de desechos sobreviven en el comercio del reciclaje. Además de quienes andan en el mundo del subempleo.
Lo real, es que no se puede dejar todo el peso de la responsabilidad a los tres niveles de gobierno, por eso hace falta mayor concientización de toda la sociedad civil, y hacer por los pobres lo que no le aprendimos en el transcurso de la historia de la humanidad a Jesús de Nazaret con su doctrina, que luego han seguido personajes como San Francisco de Asís, Santa Clara y en la era moderna la Madre Teresa de Calcuta, santa al extremo de lo inimaginable en bondad de un ejemplo cristiano.
Mientras, sigue el debate de la repartición de culpas entre unos y otros, los poderosos en contra los poderosos, los ricos en contra de los políticos, los de las iglesias de todos contra todos, y en general los de la sociedad civil que no han salido a poner orden y elevar la voz de un mundo fácil, en donde gritar ofensas, es parte de la vida diaria.
Pero, pocos hablan en ese tono quedito o de elevar la voz cuando es necesario y unir fuerzas para decirles a los políticos y a los ricos, que parecen estar de acuerdo en un pleito estéril, cuando hay mucho por hacer por los que menos tienen, y que ya no tienen la fuerza suficiente para decir que son la mayoría desvalida y abandonada de una “suciedad” que se cree sociedad, pero a veces del mal.
Hay que extender la mano, “dar hasta que duela”, la gente tiene necesidades elementales, y la pandemia cada vez más crece en su letalidad y en sus efectos nocivos, a pesar de que se ha dicho que el mal sería menor. Extender la mano para ayudar hoy es parte de una autentica labor humanitaria por los ancianos, las mujeres, los jóvenes y los niños que no se pueden defender.
En otro asunto más, pero de la nota rosa, en ocasión de su cumpleaños este doce de febrero, Guadalupe Santos Hermida, alvarareña de lujo, bella, inteligente y de una enorme sonrisa inolvidable, ha sido muy felicitada como la gran amiga, compañera y colega egresada de la Facultad de Comunicación de la UV, que además de ser una distinguida profesional exitosa, ha puesto en alto el nombre de a su alma mater para orgullo de toda esta gran comunidad académica, que le sigue admirando, reconociendo y recordando siempre.
A Lupita, como le conocen sus maestros y compañeros, la recuerdan por aquellos años de estudiante universitaria en la Facico, de creativa de la comunicación al máximo y muy apreciada, sobre todo. Que sigan los éxitos. Así las cosas.