En Ciudad Migrante, como han llamado este campamento, en Matamoros, Tamaulipas, para todo hay que hacer fila: para ir al baño, para bañarse, para recibir un garrafón de agua potable, para que les den agua de la pipa y para recibir apoyos. Duermen en casas improvisadas hechas con bolsas de plástico negro, o en casas de campaña. Son migrantes centroamericanos que llevan año y medio viviendo en la frontera  entre Tamaulipas y Texas. «Vivimos como gitanos, a flor de tierra, sin calefacción, sin paredes de tabique o techo de cemento, comentan. La nota es de Abraham Reza en «Milenio». Foto de Javier Ríos.