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En pandemia, Mirna mantiene último escritorio público en el puerto

Lugar:
Fuente:
E-Consulta Veracruz

Con más de 20 años de trabajo, Mirna es una de las últimas personas que mantiene vivo el oficio de escritorio público.

 

El sonido de la máquina de escribir de Mirna pasa casi desapercibido por la gente que transita frente un puesto que sobrevive entre tiendas de ropa y calzado en la esquina de la calle Canal e Hidalgo de la zona de mercados de Veracruz. 

 

Aquel local, propiedad de Mirna García Tapia, es quizás uno de los últimos escritorios públicos que se mantienen en pie en el puerto de Veracruz.

 

La mujer se aferra a mantener vivo su trabajo que tras, 20 años, persiste pese a los cambios generaciones, la entrada de nuevas tecnologías como la computadora e internet y ahora, la crisis por la emergencia sanitaria de covid.

 

«Antes era más solicitado, desde que empezó la computadora bajó un poco, pero igualmente no es tan solicitado, pero todavía se requiere, porque mucha gente quiere llenado de documentos y en la computadora no se puede llenar un documento», dijo.

 

Mirna la buscan clientes de todos los tipos, desde jóvenes, para realizar una constancia, solicitud de empleo y alguna que otra carta de amor, hasta abogados y adultos mayores que requieren, por ejemplo, un contrato de arrendamiento.

 

 

 

Tras la entrada de la pandemia de covid, sus servicios disminuyeron un 30 por ciento, debido al confinamiento y al cierre de escuelas, ya que anteriormente realizaba muchos trabajos a padres de familia que requerían algún documento.

Durante los primeros meses de la pandemia, solo suspendió labores por un par de semanas y se dedicó a vender cubrebocas para obtener un ingreso extra.

Por la pandemia también cambió su horario laboral, pues ahora solo trabaja de 12:00 19:00 horas, a causa de la poca afluencia hay en el centro durante las mañanas; sin embargo, dice que está sujeta a la hora que la requieran los clientes.

Un oficio en peligro de extinción 

Mirna asegura que los escritorios públicos siempre serán necesarios para las personas y que, aunque pasen los años y las generaciones, habrá uno en cada ciudad.

Actualmente, solo existen dos de estos lugares de los más de 10 que hace 20 años había en el puerto de Veracruz, pues muchas de las personas que se dedicaban oficio murieron al pasar los años y otras más lo abandonaron por los bajos ingresos.

 

 

 

Para Mirna, la esencia de un escritorio público es la máquina de escribir, la cual le un toque único a los documentos, algo lo que los clientes aprecian y aún atesoran.

 

«Mi idea es que el escritorio público tiene que ser siempre con una máquina de escribir (…) quiero conservar esa tradición, porque si no ya cambiaría si le meto una computadora», dijo.

 

Otro de los problemas que asegura afectan a este oficio es la falta de conocimiento, ya que muchas de las personas ignoran que estos trabajos aún sigan existen, razón por lo que pasan desapercibidos.

Pese a que Mirna estudió la licenciatura en Derecho, la falta de trabajo la hizo acercarse a este oficio, con el cual mantuvo a sus hijos y les dio una profesión. Aunque ellos no planean seguir con el trabajo, puntualiza que siempre habrá alguien que continúe con la tradición.

 

«Mientras yo pueda seguir escribiendo, pues voy a seguir y cuando ya no esté yo, a lo mejor y haya otra que también tenga su escritorio y siga con la tradición, porque la verdad, ya son muy contados», finalizó.