Resulta que conforme avanzaba la vacunación en Israel- con mucho el país más avanzado en ello- subió el número de contagios y fallecimientos. La población, emocionada por el buen ritmo de inoculación, se relajó de las medidas para evitar más contagios. Salieron a las calles, no guardaron sana distancia, hicieron reuniones privadas y dejaron de usar el cubrebocas. Conforme se iban vacunando, bajaron la guardia. Y el gobierno ya decretó un tercer confinamiento nacional para detener los contagios». Lo escribe Leo Zuckermann en «Excélsior». Foto de «El País».