Política incorrecta

 

 

Isela Vega y la edad de mis primeras punzadas

 

Ay Isela, si yo pudiera contarte, si yo pudiera confesarte. Hoy, ya adulto, entrado en la sexta década, en aquellos años juveniles en donde muchas cosas de la vida eran un secreto para una mente como la mía, en plena formación, en pleno proceso de maduración, de cambios físicos y emocionales, esa etapa en la que empecé a dejar de ser un infante con todas las consecuencias que ello conllevaba. Todavía no entendía muchas cosas que pasaban en mi físico, pero estaba mi parte instintiva, y entonces, te lo juro que me hiciste pasar muchas noches de mucha inquietud, de insomnio, muchas noches en las que no pude conciliar el sueño pensando en ti, noches de una desazón inexplicable.

 

¡Ah qué tiempos aquellos de mis púberes años! Provocabas en esa mente mía una especie de fiebre, tenía entonces alrededor de catorce o quince años, eran las punzadas que me provocaba tu imponente, poderoso y monumental físico de diosa griega. Ah que pensamientos tan más saludables y gozosos. Te soñaba dormido y a veces también despierto. Ese chamaco que era yo te imaginaba, parafraseando a Lara cuando evocaba a María: …Y mientras yo te miraba / lo digo con sentimiento / mi pensamiento / me traicionaba. Y sí, mis pensamientos e imaginación me traicionaron repetidas veces. La naturaleza hacía su tarea, la vida se abría camino y yo sin saberlo.

 

Es que Isela Vega fue una diosa a la que si pudiera le levantaba un monumento en pleno Paseo de la Reforma, a la altura de la Zona Rosa. Creo que vi en muchas escapadas furtivas, a escondidas de la casa y en pleno contubernio con el boletero del cine de mi barrio –porque todas sus películas eran clasificación de sólo adultos- toda tu extensa filmografía. Recuerdo que me gustabas más allá de tu imponente físico de mujer mujer, por ese carácter norteño que proyectabas en la pantalla, de una hembra norteña, resuelta, sin pelos en la lengua, directa, que hablabas sin hipocrecía. Me sé de memoria todas tus películas, recuerdo muy bien tus gestos y formas. En especial se me quedaron grabadas tres de tus películas que hasta parece que las vi ayer: ‘La India’ (1976) de Rogelio A. González, con Jorge Martínez de Hoyos, Mario Almada y Jaime Moreno, que es una de las películas más eróticas del cine mexicano que he visto; ‘La viuda negra’ (1977) de Arturo Ripstein, basada en la obra teatral del escritor y dramaturgo veracruzano Rafael Solana, ‘Debiera haber obispas’. Acompañaron en los créditos a Isela, Mario Almada, en el que tal vez ha sido su mejor y más convincente papel, así como Sergio Jiménez e Hilda Aguirre. Esta película, por lo fuerte del tema fue censurada, siendo estrenada hasta 1983. Y, finalmente, ‘Las pirañas aman en cuaresma (1969), de Francisco del Villar, basada en un guión del guionista también veracruzano Hugo Argüelles, con la participación actoral de Ofelia Medina, Julio Alemán y Gonzalo Vega.

 

Isela Vega (Hermosillo, Sonora, 5 de noviembre de 1939-Ciudad de México, 9 de marzo de 2021), descanse en paz el único y auténtico símbolo sexual del cine mexicano.

 

 

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