Una noche de espera en tributo a los abuelos. Jóvenes en Xalapa alistaron bebidas energéticas, café, suéteres, sudaderas, sillas. Cargaron al máximo sus celulares y se solidarizaron para hacer fila por ellos y garantizarles su vacuna contra el covid-19.
Pero esta trasnochada no fue por una fiesta. Fue un desvelo en agradecimiento por motivos diversos, desde el empeño de una abuela para apartar la ficha para la inscripción en la secundaria; los cuidados durante una enfermedad y los consejos que sólo pueden darse con la experiencia de los años.
Algunos adolescentes se alistaron para la primera noche en vela de su vida y fueron los primeros entre la hilera a donde llegaron hombres y mujeres de todas las edades en la jornada de vacunación en Xalapa.
“Cuando yo me enfermo ellos me ayudan, siempre me tratan bien”; “Ella ha visto por nosotros, esto es en agradecimiento de lo que ha hecho; “Ella ha dado mucho por nosotros, ahora nos toca a nosotros dar todo por ellos”, son algunos comentarios recabados en algunas de las 13 sedes para aplicar la vacuna covid a los ancianos de la capital de Veracruz.
Apenas en 2017, el INEGI realizó la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social y sus resultados demuestran la importancia de los adultos mayores entre la juventud mexicana.
Según el Instituto, en el país el 55 por ciento de los niños es cuidado por sus abuelos mientras su madre o tutor trabaja.
17 AÑOS, EL PRIMERO EN LA FILA
Kevin Alfonso Mora nunca había pasado una noche fuera de su hogar paterno. Él, a sus 17 años, era el primero en la fila de El Olmo, un edificio ubicado en la entrada de la capital.
El domingo 14 de marzo pidió a su mamá y su papá el permiso de acampar y apartar el lugar a Maricela y “Chucho”, sus abuelitos. A regañadientes aceptaron que tuviese la responsabilidad.
Llegó con su mochila escolar y un banco de plástico desde las 19:00 horas del domingo. Vestía un pantalón de mezclilla roto en la parte de la rodilla, una sudadera y botas.
La familia vive en el predio “El Mango” y Kevin se mentalizó en desvelarse y aprovechar el día inhábil por el natalicio de Benito Juárez, despreocupándose de sus tareas y de la escuela, su única responsabilidad.
“Yo estoy aquí para ayudar a mis abuelos, a mi papá. Yo le dije que podía quedarme aquí. Nunca había pasado la noche en vela, es la primera vez y es por mis abuelos”, comentó en entrevista.
Maricela lo cuida y lo consciente. Kevin recuerda con cariño que ella lo ayudó cuando ha estado mal de salud y en su relato externa el respeto que siente a la vez por don Jesús.
“Cuando yo me enfermo ellos me ayudan, siempre me tratan bien. Me ayudan en lo básico, me preparan comida, ella me compra dulces”.
Menciona que el año pasado, al inicio de la contingencia, su abuelo cayó enfermo de tos y tuvo que ser hospitalizado.
“Estuvo internado 3 días, dijeron que tuvo una infección en la garganta, cuando salió pensamos que se había enfermado de eso”.
Su familia no ha tenido pérdidas en la pandemia y el mayor susto fue la enfermedad del abuelo Jesús. Sin embargo, Kevin menciona que sí han resentido las consecuencias económicas por las medidas restrictivas.
El menor comenta que no trabaja y se dedica a sus estudios en el tercer grado de secundaria, los cuales lleva a distancia.
Reconoce que desde 2020 ha habido días difíciles en su familia. Su padre se dedica a los banquetes y falta el trabajo, por eso quiere ayudarlos en lo poco que pueda, así sea con su primera trasnochada por una vacuna.
De acuerdo con datos del gobierno federal, durante 2020 fallecieron 3 mil 588 adultos mayores de 65 años por complicaciones relacionadas a la enfermedad que causa el virus SARS-Cov2.
El grupo más afectado fue el de los 65 a 69 años de edad con el reporte de al menos mil 71 decesos, le sigue el de 70 a 74 años con 945 fallecimientos a causa de esta enfermedad, y luego el de 80 a 84 años con 511 decesos.
En el rango de edad de los 85 a 89 años el gobierno federal reporta 275 decesos de covid-19 y de 90 a 94 años con 78 fallecimientos, así como 21 en el caso de los adultos mayores de entre 95 a 99 años de edad.
MI ABUELA SACÓ FICHA PARA MI INSCRIPCIÓN
La abuela de Kevin Serrato Báez es una matriarca. Él acudió a El Olmo desde las 22:40 horas y optó por quedarse con su hermano para apartar un lugar.
“Nosotros vinimos a las 10:40 y ya había una fila larga, por eso decidimos quedarnos, porque la hilera en días pasados ha llegado hasta las agencias de autos de Plaza Américas”, comentó.
Llegó vestido con una gorra de los Yankees y una sudadera, con el celular al máximo y unas bebidas energéticas Monster. Junto a su hermano acomodaron sus sillas en una gasolinera de PEMEX, compartiendo el espacio y la luz del lugar con los trabajadores.
“Nos preocupamos por mi abuelita y por su salud; por eso aquí estamos. Hay de jóvenes en jóvenes; hay quienes les interesa sólo su vida. A nosotros nos educaron para cuidar a las personas mayores y estamos aquí porque nos preocupa y nos importa nuestra abuelita”, comentó Kevin en entrevista.
Noemí Ortiz, de 70 años, ha sido “como su otra mamá”. Con una sonrisa Kevin recuerda los días que ella hizo fila y madrugó para sacarle una ficha e inscribirlo en el COBAEV 35 de Xalapa.
“Todo sea por la salud de mi abuelita, ella es como mi otra mamá. Ha visto por nosotros, esto es un agradecimiento.
“Desde formarse para apuntarnos a la escuela o llevarnos al doctor; entonces pues sí, ella nos ayuda con eso y anda preocupándose por los nietos”.
Kevin busca estudiar arquitectura, su plan es irse a la Ciudad de México y confía en la buena suerte que ha tenido su familia hasta la fecha, pues nadie ha fallecido por el covid-19.
HAGO TODO POR MI MAMÁ
No sólo las abuelas motivaron a jóvenes a hacer fila. Laura Pérez, de 29 años, acudió en representación de su madre Alicia Arellano, de 65 años.
En la sede del Estadio Xalapeño comenta que ellos son originarios de El Dique y optaron por formarse desde las ocho de la noche del domingo.
Laura menciona que su madre es hipertensa y por eso trata de cuidarla y que no se exponga a un contagio.
“Ella ha dado por nosotros, ahora nos toca a nosotros dar todo por ellos. También ha pasado una etapa fuerte, mi papá falleció de cáncer y ella pasó día y noche con él por meses, ahora nos toca cuidarla. Yo doy todo por mi mamá”, relata, acompañada de su pareja.
De acuerdo con Laura ella tenía una tía con más de 70 años, quien murió por el virus en Córdoba.
“Fue en la época con más contagios y no la recibieron en el hospital, le dijeron que no había camas. Un tío también enfermó y por eso cuidamos mucho que esto no pase”.
APOYAR A SU MADRE, UNA OBLIGACIÓN
Clemente Alvarado Muñoz no es del todo un joven, pero también accedió a trasnochar. Todo sea por su madre Martha Muñoz, de 79 años.
El apoyo a su familia, y especialmente a su madre, indica, «es una obligación».
«Toda la vida, son cosas innumerables las que hacen por uno y pues ahorita nos corresponde a nosotros corresponder.
«Nos tocó esta circunstancia y con todo el cariño y el amor estamos aquí, sin ningún problema», señala desde la sede de la Escuela Normal Veracruzana.
Afortunadamente, en la familia de Clemente nadie se ha contagiado del virus pues se han tomado las medidas necesarias para evitarlo.
Para ello, debieron echar mano incluso del distanciamiento obligado, dejándose de ver para cuestiones que no fueran las necesarias.
Clemente se organizó con su hermana para llevar a sus dos padres. El sábado le tocó a su papá ser inmunizado y con la vacuna aplicada a su mamá, puede tener la certeza de que las personas que los trajeron al mundo, corren ahora menor riesgo.
Hasta el momento, las autoridades sanitarias no han reportado alguna incidencia extraordinaria en la jornada que se desarrolla en Xalapa.
A nivel nacional, la Secretaría de Salud reporta que se han vacunado a más de 502 mil adultos mayores a lo largo y ancho del territorio mexicano desde que empezó la jornada.