Jorge Arturo Rodríguez

 

Sombras caen sobre la Tierra

 

“El andar empieza con el corazón quieto”. No sé quién carajos lo dijo ni a ciencia cierta qué madres significa. La quietud y el movimiento, quiérase o no, tienen sus consecuencias. En otras palabras: pensar, meditar y actuar, poniendo el suficiente ingrediente de la sensibilidad. No es de extrañarse que el mundo avance y, al mismo tiempo, se estanque o retroceda. La necedad a cada paso nos guiña un ojo, cual perverso espíritu, para caer en problemas y más problemas, como si no tuviéramos suficientes o nos importara un bledo. “El problema no es problema”, ¿será, Arjona?

          “El humano es corrupto, Dios produce encinos, cebras, jazmines, y el humano produce liendres, piojos, gusanos, gargajos, orina…”, expresa un personaje en la novela El Águila y el Gusano, de Hugo Hiriarte. El chiste es que nos estamos autodestruyendo y ni pa’ ‘tras ni pa’ ‘delante. Respetemos al cangrejo, ninguna culpa tiene. ¿O acaso están pensando en la inmortalidad del cangrejo? Nos lleva la que nos trajo. Algo así como lo siguiente: “El pequeño está jugando en el patio cuando su mamá le grita desde la cocina: ‘¡No juegues en la tierra!’ Y el menor se va a jugar a la luna”.

          Ramón Gómez de la Serna escribió: “La tierra… Sí, la tierra… Ella nos alimentó, pero un día se alimentará de nosotros”. ¿Alguien tiene duda? A nuestro antojo nos estamos consumiendo la Tierra. Con mucha razón Stanislaw Jarzy Lec escribió aforísticamente: “Pobre tierra, todas nuestras sombras caen sobre ella”. Es para preocuparse, andarse con cuidado y no por las ramas, mucho menos en el guayabo –todo con medida y precaución, nada con exceso, dicen.

          ¿Qué le diría un árbol a otro árbol dentro de 200 años? Nada, porque ya no existirían. Pesimismo, fatalismo, apocalíptico… Pos si no actuamos ahora, ¿se imaginan?

          La ONU, a propósito del Día de la Tierra este 22 de abril (¡otra vez!), advierte: “La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales y las inundaciones, así como una temporada de huracanes en el Atlántico que ha batido récords, han afectado a millones de personas. Ahora nos enfrentamos al COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.

“El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas).

“De acuerdo con el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de animales. Esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental”.

Datos, datos y más datos de la situación en la que ¿vivimos?, hay un chingo. Incluso, sólo voltéese tantito –sin albur- y verá cuánto desperdicio, descuido y… La serie El tema sobre la crisis climática en México, dirigida por Santiago Maza y producida por La Corriente del Golfo, reúne a Gael García Bernal y a Yásnaya Águilar, escritora y lingüista, para martillar nuestras conciencias, pa’ ver si así reaccionamos ante grave situación.

En entrevista, a propósito de la serie mencionada, Gael García Bernal expresa: “El clima está cambiando por nuestra culpa. Es difícil aceptarlo. ¿Por qué nos haríamos daño sistemáticamente sabiendo que al final perderemos todos? El progreso no debería estar ligado a la destrucción de ecosistemas, personas, naciones y un largo etcétera, sin embargo, es en nombre del progreso y la acumulación que se ha justificado la destrucción de la naturaleza en vez de la preservación de toda la riqueza que tenemos en ella. Tenemos que hablar de la crisis climática y de cómo remediarla. Tenemos que hablar de este tema en todos los niveles, en los colegios, en el trabajo, con la familia y en las políticas que emprendamos”.

Yásnaya Águilar advierte: “Los rompimientos que la sociedad capitalista ha tenido con la tierra, con el planeta, nos ha llevado a creer que los bienes naturales de los que somos parte son mercancías, insumos y recursos para alimentar el mercado. La crisis climática que está provocando crisis sociales en este país nos devuelven la idea de que el planeta no es mercancía, el planeta somos nosotros y ponerla en riesgo es poner en riesgo la vida de la humanidad. La crisis climática está sucediendo ya, aquí, ahora, en México. Ése es el tema”.

Bien lo dijo el escritor franco-libanés Amin Maalouf: “La crisis que afecta a las civilizaciones humanas amenaza su existencia y el propio futuro de nuestra especie”. Pero aquí no acaba todo, el show debe continuar. Amin Maalouf alienta: “Sigo creyendo que “no siempre lo peor es cierto”, siguiendo la bella fórmula de Pedro Calderón de la Barca. El porvenir no está escrito en ninguna parte, porque nos corresponde escribirlo. Para hacerlo, debemos acometer con lucidez las realidades del mundo, tomar conciencia plena de los riesgos de “naufragio” e imaginar soluciones. Es nuestra tarea absoluta si queremos preservar el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos”.

          Ahí ‘ta.

 

Los días y los temas

 

Godofredo, uno de los personajes de la novela El Águila y el Gusano, del autor mencionado, expresa: “… ¿cómo avanza en las cámaras la iniciativa que castiga bajo pena de cárcel sin derecho a fianza a todo audaz que intente de cualquier modo investigar, solapada o estentóreamente, los orígenes de enriquecimiento inexplicable, lavado de dinero o prevaricación de cualquier género entre políticos de mediano y alto rango?” A lo que Gordillo le contesta: “Aprobada por aclamación unánime y con ovación de pie y gritos de entusiasmo vehemente en ambas cámaras”.

          ¿Les recuerda algo?

 

De cinismo y anexas

 

La vida es un carnaval, aunque ya los hayan suspendido gracias a nuestro entrañable coronavirus que se extiende agresivamente y por los covidiotas. Joder. Entretanto:

 

*¿Qué pasaría si el planeta tierra fuera un cubo? Todos seríamos cubanos.

 

*Un alumno le pregunta al profesor:

-¿Cuánto pesa la Tierra?

Y el profesor le dice:

-Buena pregunta, buscadlo y mañana me lo decís.

Ese día el profesor buscó la respuesta por todas las enciclopedias y al día siguiente preguntó si alguien lo había encontrado y como nadie dijo nada lo dijo él:

-La Tierra pesa 128.239.496 toneladas.

Y el alumno que le hizo la pregunta, le volvió a preguntar:

-¿Con gente o sin gente?

 

*-Ven, hijo mío. ¿Ves toda esa tierra?

-Sí, papá.

-¿Toda, toda?

-Sí, papá.

-Pues coge una escoba y ponte a barrerla.

 

Ahí se ven.