- Autoridades, investigadores y familiares recordaron su legado académico y personal, en un evento virtual realizado el 11 de mayo.
- Compartieron anécdotas y destacaron la pasión que siempre mostró por el estudio de los sismos.
Claudia Peralta Vázquez/David Sandoval..
El Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV) rindió un homenaje póstumo a Ignacio Mora González, a quien recordaron y reconocieron por su trayectoria académica, así como por su legado que marcó a las personas más allegadas a su entorno familiar y profesional.
El martes 11 de mayo, en un evento virtual, autoridades, investigadores, académicos, familiares y amigos de Ignacio Mora, fallecido a principios de 2021, compartieron unos momentos para rememorar sus acciones y actividades más destacadas como científico y ser humano.
En representación de Magdalena Hernández Alarcón, secretaria Académica, Ángel Eduardo Gasca Herrera, director general del Área Académica Técnica (AAT), inauguró este acto moderado por Juan Cervantes Pérez, investigador del CCT.
Enseguida, Ángel Rafael Trigos Landa, director general de Investigaciones, habló de Mora González, a quien conoció 20 años atrás, y de sus pláticas acerca de los riesgos naturales a los cuales Veracruz estaba expuesto, así como de los sismos, erupciones volcánicas, inundaciones y deslizamientos de laderas, temas que siempre estudió.
No obstante, destacó la forma sencilla, amena y apasionada con la que transmitía el conocimiento, lo cual reflejaba la personalidad de quien hace su trabajo por convicción y no por obligación.
“Recordar a Ignacio Mora es un reflejo de la huella que dejó en las aulas y en el CCT, nos da la pauta para reflexionar que ser investigador no es simplemente contar con un nombramiento, es un estilo de vida, y querer hacer el bien transmitiendo los conocimientos a los jóvenes.
”Perdimos un ser humano con grandes cualidades, seguramente muchas personas lo recordaremos con aprecio y respeto; desde donde se encuentre nos seguirá recordando que con la naturaleza no se juega, sino se previene, cuida y disfruta”, expresó.
Por su parte, Rafael Mora Ortega, hijo del homenajeado, compartió con los asistentes la pasión que representaba para su padre el estudio de los eventos sísmicos.
Incluso, cuando ocurrió el terremoto de 1985 en la Ciudad de México laboraba en el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y tenía a su cargo los acelerógrafos para el registro de los temblores fuertes, mismos que fueron instalados en las principales obras civiles del país.
Por lo anterior, aprendió de él que los seres humanos no cuentan con la tecnología para predecir terremotos y prepararse para ellos con antelación, pero que como mandantes y mandatarios se pueden adquirir habilidades para minimizar los daños cuando ocurra un evento trágico como éste en un futuro.
Expresó que la vida de Ignacio Mora siempre estuvo relacionada con los eventos sísmicos, y hasta su vida personal y familiar cambió radicalmente después del terremoto de 1985.
Asimismo, hizo hincapié en muchas anécdotas familiares, de la protección y apego que siempre brindó a sus hijos a pesar de tener una vida profesional ocupada, pues siempre se daba tiempo para compartir con ellos momentos entretenidos y divertidos.
Pero sobre todo, recalcó su prodigiosa capacidad para retener toneladas de información, estructurarlas en su mente y transformarlas en discursos de enseñanza sin importar quién fuera el receptor, además de sus aptitudes para el canto, el baile, la declamación y su espíritu sociable.
Comentó que, lamentablemente, a raíz de la pandemia tuvo complicaciones físicas que derivaron en su fallecimiento.
Rafael Mora agradeció a los impulsores de este homenaje para alguien que dedicó su vida a la difusión de la ciencia, a la enseñanza de la verdad y la razón, a pesar de ser profundamente creyente en su ámbito personal de vida, dijo.
Pionero en el estudio sismológico a nivel universitario y estatal
Juan Cervantes Pérez, coordinador del CCT, habló sobre la gestión del riesgo y la protección civil en la trayectoria de Mora González por el CCT.
Mencionó que su interés por el campo de los fenómenos naturales y sus efectos en la población lo llevó a cursar un Diplomado en Gestión de la Protección Civil impartido por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en la década de los noventa.
Posteriormente cursó el taller “Deslizamiento de laderas”, organizado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y la Secretaría de Protección Civil del gobierno de Veracruz.
“Así, la experiencia y actualización continua en este tema le llevaron a ser nombrado asesor titular del comité científico en materia de fenómenos geológicos de la Secretaría de Protección Civil estatal y con el ánimo de conocer los riesgos a los que estamos expuestos y estar prevenidos ante su presencia, el ingeniero Mora González realizó la gestión ante el Fondo para la Prevención de Desastres para elaborar el Atlas de riesgos geológicos e hidrometeorológicos en el estado de Veracruz, y al interior de la UV impartió el Diplomado en Gestión del Riesgo y Programas Municipales de Protección Civil en las cinco regiones universitarias”, detalló.
Francisco Córdoba Montiel, investigador del CCT, abordó la sismología al interior de la UV y recordó que conoció a Ignacio Mora desde 1996, cuando concluyó su licenciatura, “tenía un don de gente inconmensurable”, dijo; “siempre considerando en retribuir a la sociedad y generar las herramientas que pudiesen permitirnos trabajar en la mitigación del peligro y el riesgo sísmico y lo relacionado con los volcanes”.
Agradeció a la familia del homenajeado “porque en estos 25 años siempre tuvo las mejores atenciones conmigo y me reúne en su cariño por el maestro Mora”.
Carlos Manuel Welsh Rodríguez, investigador del CCT, leyó un texto escrito por el investigador Adalberto Tejeda Martínez, quien relató que “el retorno de Ignacio Mora a su lugar natal, Xalapa, en 1987, ocurrió cuando surgía la preocupación oficial y social por la protección civil y la prevención de desastres tras los sismos de septiembre de 1985; incorporado en diversas dependencias, fue decisiva su participación como compilador, junto con Ernesto Jáuregui y Adalberto Tejeda, de un documento seminal: el número 21 de la revista La Ciencia y el Hombre, aparecida en 1995 y dedicada a los riesgos por fenómenos naturales en el estado de Veracruz, que hasta la fecha es de obligada consulta, y generó un cuerpo académico y un grupo de investigación en el Centro de Meteorología Aplicada que funcionaba en la Facultad de Ciencias Atmosféricas, que finalmente contribuyó a la concepción del Centro de Ciencias de la Tierra que el maestro Mora coordinó atinadamente entre 2001 y 2014”.
En el mismo sentido, subrayó: “Se le considera un pionero de la instrumentación sísmica y vulcanológica en el estado de Veracruz dado que predicó y practicó eso de que las Ciencias de la Tierra –con mayúsculas– no sólo se ocupan de la tierra; como coordinador del CCT, lo mismo apoyó a la geología, la vulcanología o la sismología, igualmente la hidrología y la climatología”.