- Hay una fragmentación en el conocimiento que se imparte en las universidades con la situación real de las ciudades, planteó Laura Mendoza, académica de la Facultad de Arquitectura de la UV.
- Los proyectos deben involucrar a las personas que habitan sus espacios para la toma de decisiones.
David Sandoval Rodríguez..
Mediante proyectos comunitarios que buscan la participación y toma de decisiones consensuadas entre académicos, estudiantes y habitantes de barrios o localidades, es posible generar respuestas a problemas que afectan la vida cotidiana de dichos lugares, planteó Laura Mendoza Kaplan, académica de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV).
La profesora, quien es integrante del núcleo académico de la Maestría en Arquitectura y desarrolla las líneas de investigación “Pedagogía de la arquitectura” y “Procesos colaborativos”, impartió la videoconferencia “Hacer ciudad desde una visión interdisciplinaria”, en el marco del Seminario “Miradas antropológicas y transdisciplinares” con sede en el Instituto de Antropología de la UV.
La académica señaló que la actitud transdisciplinaria reconoce que todos tenemos un valor en el planeta y a su vez considera al ser en todas sus dimensiones; en ese sentido, dijo que “tenemos que mantener una vigilia epistemológica para que nuestra visión analítica no se sesgue por un enfoque científico”.
El enfoque transdisciplinar considera además que la investigación debe evitar el uso de una lógica binaria, “porque en algunos momentos nos comportamos de una manera y a veces de otra, pero también podemos cambiar”.
Desde esta perspectiva también se busca evitar los reduccionismos y se aspira a mantener la apertura para encontrar algo en la investigación que no es el objetivo de la misma, pero que puede dirigir las pesquisas hacia un elemento o suceso no contemplado al inicio del proyecto.
Mendoza Kaplan dijo que actualmente el conocimiento, la ciudad y la Universidad se encuentran fragmentadas, “incluso nosotros en la misma Facultad tenemos áreas del conocimiento en disputa constante sobre cuál es más importante; la ciudad, sobre todo en los últimos años con la aparición de fraccionamientos cerrados, es cada vez más fragmentada y con una inequidad que la pandemia ha puesto en relieve”.
Existe una planeación impositiva que va desde arriba hacia abajo y que poco tiene que ver con los intereses de los docentes o de los estudiantes, por un lado, así como de los habitantes, por el otro, agregó.
A esto se le suma una descontextualización de los programas educativos que distan de los problemas reales, como también el hecho de que en la ciudad, cada vez más, se aplican patrones extranjeros de urbanización.
En respuesta a tal entorno, la académica planteó que con la visión transdisciplinaria se busca que los problemas del mundo real se conviertan en guía para la elaboración de proyectos, y éstos son impulsados a través de la búsqueda de soluciones mediante la investigación continua y la acción comunitaria.
Se aspira a que “cuando hagamos un proyecto en la ciudad vigilemos implicar a todos los grupos sociales que interactúen en ese espacio y considerar todas sus implicaciones”, apuntó.
Mendoza Kaplan insistió en que “debemos formar una nueva manera de hacer proyectos que no tengan el enfoque de arquitectura y urbanismo porque al hablar de arquitectura los participantes –incluso alumnos o profesores– llegan a tener la sensación de que están supeditados a la supervisión de los arquitectos, que trabajan para nosotros, que nos dan información y no nos vemos todavía como iguales, es decir, todos construyendo algo”.
Destacó la importancia de fomentar el diálogo y la convivencia como un eje transversal de los proyectos, que tiene como punto de partida el diálogo que se establece con uno mismo sobre las cosas que le interesan y qué aspectos particulares son objeto de curiosidad para después entrar en diálogo con los autores y la teoría, que en un tercer momento será el diálogo con las personas involucradas.
Esta forma de trabajar se basa en estrategias normativas que se originan en el diálogo de saberes en el aula para partir hacia el exterior y establecer diálogos con los grupos sociales con los cuales se va a trabajar.
Explicó que el taller comunitario es una estrategia didáctico-formativa que fomenta el trabajo transdisciplinario y que busca contribuir hacia la humanización de la ciudad a través de la búsqueda de la equidad entre géneros, entre generaciones y en todo el territorio en cuestión.
Reconoció que muchas veces los proyectos de investigación y colaboración tienen como punto débil el hecho de que la información recolectada no regresa a las personas con quienes se obtuvo, por ello, en este enfoque comunitario que utilizan se “tiene a la vista de todos lo que se está haciendo, las personas pueden interactuar en todo momento y además se quedan con la información; es una forma de hacer ciudad teniendo como origen la convivencia”.