persona tenemos dos vidas, la vida que invariablemente llevamos, la exterior, la del trabajo, reuniones, pagos, compromisos, apariencias, y la vida que la joven llama “Subterránea”, es decir, la vida del pensamiento, meditaciones, soliloquios, certezas mentales, dudas, y esta segunda vida normalmente la evadimos, la negamos, y para la protagonista aquí se crean muchos conflictos que no resolvemos porque no los enfrentamos o no sabemos cómo hacerlo:
“Hay unos claros peldaños que descienden hacia aguas profundas que transparentan nuestras emociones. Que reconocemos las mismas: en el otro y en uno: y que provocan las caídas de las mascaras. Una identidad que no necesita ser explicada. Un sobrentendido. Es ésa nuestra vida real. Mientras la otra, la del extraño medio que nos rodea es difícil y aún no la comprendemos. Como si fuera una vida que no nos perteneciera. Otra vida. Otra.”
Comprender la vida interna, la subterránea, es comprendernos a nosotros, hacerlo no es fácil, porque implica sino resolver por lo menos enfrentar y buscar una salida personal a problemas inherentes al hombre, ejemplo: en el transcurrir de los días si somos atentos a nuestros pensamientos, pueden venir un sinfín de planteamientos, temores, angustias, dudas, deseos, ilusiones, las sensaciones pueden variar según las circunstancias personales, edad, educación, etc. Pero inevitablemente nos cuestionaremos sobre el sentido de la vida, a veces las meditaciones pueden ser largas, profundas, claras, y en otras dependiendo de nuestro ejercicio y esfuerzo mental serán cavilaciones cortas, oscuras, de la forma que sean, las preguntas centrales podrían ser: ¿Cómo enfrentamos estas sensaciones? ¿Cómo responderíamos al sentido o sinsentido de la vida? Alguien podría cuestionarme: ¿No te estarás complicando la vida innecesariamente? Afirmando que de por sí la vida ya tiene sus complicaciones.
La mayoría de las personas equilibradas, con esto me refiero a personas que han comprendido que la vida se vive mejor con tranquilidad, orden, paz, que el tiempo que se vive es corto y pasa muy rápido, que no se está en contra de la prosperidad, pero que vale más una vida modesta, digna, que una vida en la opulencia acompañada de temores, angustias, demasiado estrés, rapidez, que debemos aprender a robarle tiempo al tiempo porque éste es inmisericorde y pronto se llevará a nuestros padres, amigos, y por supuesto que a nosotros mismos.
Esas personas referidas han logrado el equilibrio mencionado porque sin importar rango, posición, las altas y bajas de la vida, han sido personas que con defectos y virtudes aprendieron a estar bien consigo mismas, es decir, tuvieron y tienen el valor de pensar, meditar, cuestionar, y con esto corregir, continuar, detenerse y volver a reiniciar, y aunque hay respuestas humanamente inalcanzables, con el sólo hecho de pensarlas mínimo el entendimiento nos enseñará y aclarará el camino que debemos seguir, así que después de todo lo ponderado respondería a las interrogantes de la siguiente manera:
¿Cómo enfrentamos estas sensaciones? Con tranquilidad, poniendo en orden mis ideas, mis temores, mis sensaciones, teniendo muy claro que la tranquilidad, la paz, son valores humanamente alcanzables, y si es necesario busco en la otredad una opinión, una idea, la otredad puede ser un amigo o un gran libro, lo que debe quedar claro es que no hay que vivir evitando esos pensamientos, al contrario, cuando enfrentemos y resolvamos nuestros principales temores la propia vida se tornará más ligera, más llevadera, podremos decir te amo con seguridad y entrega porque ya habremos aprendido que el tiempo es corto, limitado, como cantó Juan Gabriel:
“Abrázame que el tiempo pasa y él nunca perdona
Ha hecho estragos en mi gente como en mi persona
Abrázame que el tiempo es malo y muy cruel amigo
Abrázame que el tiempo es oro si tú estás conmigo
Abrázame fuerte, muy fuerte, más fuerte que nunca.”
¿Cómo respondería al sentido o sinsentido de la vida? En el “Abrázame fuerte” de la anterior estrofa está la respuesta, sin la vida no podríamos amar, besar, abrazar, leer, fantasear, soñar, brincar, correr, oler, suspirar, sentir, transmitir, en fin, amar, amar. Y si alguien piensa que esto es complicarse la vida, que bella complicación es pensar y actuar. ¿Qué otra cosa podemos hacer?
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