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Zené Zeferino, veracruzano que impulsa el son jarocho por el mundo

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E-Consulta Veracruz

Zenén Zeferino es un veracruzano reconocido a nivel mundial por el impulso y difusión de la música tradicional jarocha

El Barrio Tercero, en el centro de Jáltipan, vio nacer en 1971 a Zenén Zeferino Huervo, un hombre que dedicó las últimas tres décadas de su vida a cultivar el son jarocho por el mundo.

Zenén creció entre versos y sonidos de jarana, en medio de los olores frescos de la tierra y el maíz, testigo de las protestas de izquierda en el Jáltipan de los setenta.

Comenzada la década, el son jarocho que se tocaba en los fandangos de Los Llanos del Sotavento y otras regiones del estado ya sufría una crisis.

Pese a su presencia en el cine mexicano inspirado en Lino Chávez y el intento de la Universidad Veracruzana (UV) por preservarla, la música tradicional jarocha era ya para entonces un género en peligro de extinción.

 

En el domicilio de Zenén Zeferino la situación fue distinta a pesar de la crisis musical, pues sus tíos se encargaron de sembrar el son jarocho entre la comunidad.

A los cinco años, el músico comenzó a versar entre los soneros y para los siete, ya hacía sus propias composiciones.

 

Las reuniones familiares giraban en torno a la música, que siempre hubo en casa, de Agustín Lara o tropical, para bailar o protestar.

Sigue siendo lo común para una familia que vive del campo en Jáltipan. Sus padres, Norberto y Galdina, ordeñaban, sembraban maíz, tenían carnicerías y vendían tacos de cabeza de res.

La música nunca dejó de acompañarlo desde muy temprana edad. Cada diciembre, como se acostumbra en las regiones de Veracruz, salía a cantar la rama casa por casa.

Cuando tenía cinco años, el regalo de su padrino Juan de la Cruz se convirtió en un designio para Zenén. Una jarana lo anunciaba como rescatista y difusor del son jarocho.

«Yo tuve un padrino que, cuando era yo niño, me regaló una jarana como profetizando lo que iba a ser mi vida; tenía yo como cinco años cuando recibí ese primer regalo de mi padrino», contó.

Desde entonces, para el hombre, que aprendió a cantar de su madre y a tocar la jarana de su padrino, el son jarocho se volvió la casa donde vive.

DE CUATRO HERMANOS, EL ÚNICO QUE HIZO AL SON SU VIDA

Llegados los 19 años, Zenén Zeferino anunció a su madre y a sus cuatro hermanos que dedicaría su vida a sembrar el son jarocho.

«Ya había muerto mi padre y le dije a mi mamá ´mira, yo quiero hacer esto de mi vida´ y tuve que decirles también a mis hermanos en ese momento»

 

Era 1991 cuando decidió irse a la ciudad de Coatzacoalcos para seguir aprendiendo de la música tradicional jarocho junto con amigos con los que más tarde cofundaría la agrupación ´Chuchumbé´.

Fue el único de los cuatro hermanos que decidió impulsar la música tradicional, en lugar de ir a la universidad.

«No quiero decir que no estudié, porque también se estudia; para que tú puedas componer un verso y una décima tienes que saber de la estructura.

Para que tú puedas tocar la música también tienes que saber de afinaciones, tienes que saber de ese estudio que no se aprende en la universidad«, dijo.

 

Junto con sus amigos emprendió una campaña de visitas a las comunidades y la realización de fandangos tradicionales para rescatar el son jarocho perdido en los setenta.

«Los noventa fueron el momento clave para plantearle el rescate y la difusión del son y también sones nuevos ayudaron a acrecentar el acervo y el repertorio de esta música», señaló.

Tampoco faltaron las visitas a las orillas de los ríos, para entrevistar a hombres de edad avanzada, sabios del son y de las formas de cantar.

«Para los noventa formamos muchos más talleres de niños y ahorita actualmente está muy saludable el son jarocho tradicional», aseguró.

´CHUCHUMBÉ´, UN PARTEAGUAS EN SU CARRERA

Para 1999, Zeferino Huervo cofundó la agrupación musical ´Chuchumbé´, con la que grabó un par de discos: «Caramba Niño» en el año inicial y «Contrapuntea´o» en 2005.

Con la agrupación continuó el trabajo de rescate del son jarocho que ya venía haciendo desde años antes, pero ahora combinando sones y creando nuevas composiciones.

El grupo logró actuaciones en la Exposición Mundial de Hannover, Alemania y el Festival Cervantino en Guanajuato en 2001.

Sus seis integrantes también viajaron a Hong Kong para participar en el Festival de la Pasión Latina en 2005.

Ese mismo año y en 2006, ´Chuchumbé´ realizó una gira por diversas ciudades de Estados Unidos con la organización Arts Midwest.

La agrupación se separó en 2006, por lo que Zenén Zeferino continuó con proyectos alternos, al igual que el resto de sus compañeros.

«A partir de ahí nos fueron sucediendo diferentes eventos que nos condujeron a tener una visión clara de que la música tradicional tiene un valor importantísimo para poder presentarse en cualquier escenario de cualquier parte del mundo», indicó sobre ´Chuchumbé´.

En ocasiones, el grupo vuelve a reunirse, aunque con una alineación distinta, pues uno de sus miembros falleció y los demás suelen tener otras ocupaciones.

ZENÉN, EL PROYECTO PERSONAL

Ya como solista, el músico realizó una residencia cultural en la ciudad de Nueva York, con el auspicio del Queen College.

Durante su estancia en el extranjero, Zenén impartió clases a migrantes mexicanos que, como él, se interesaban en rescatar sus raíces.

Luego de la separación de ´Chuchumbé´, creó el grupo ´Quemayama´, con el que buscó revivir la llamada «tercera raíz» del son jarocho, en la que hubo influencia de esclavos africanos.

A la par de su trabajo como músicos, Zeferino Huervo también se desarrolló como compositor, poeta y escritor desde los 90.

Su trayectoria lo llevó a participar en diversos programas de radio y televisión como «El Cristal que se mira» conducido por Víctor Trujillo en Televisa.

 

Además, presentó su programa de radio «Sonoro Sueño» a través de Radio y Televisión de Veracruz (RTV) y colaboró con TV Azteca.

También debutó como escritor en 2009, con el libro «Zóongoro Bailongo: Cuentos de raíz jarocha», una colección de cinco relatos cortos ambientados en el sur de Veracruz.

El libro – publicado por la editorial El Naranjo de la Ciudad de México – fue colocado en todas las bibliotecas de educación primaria de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Zenén incluso trató de montar una obra de teatro sobre «Zóongoro Bailongo» en Nueva York, sin embargo, la pandemia se lo impidió.

En 2018, participó en una gira por Australia y Nueva Zelanda con el músico catalán Jordi Savall, especialista de la música antigua euopea.

Durante la gira, Zenén Zeferino tocó en el Opera House de Sidney; es el único cantante jarocho que lo ha hecho.

LA PANDEMIA LO DEVOLVIÓ AL CAMPO

La llegada de la pandemia en marzo de 2020 devolvió a Zenén Zeferino al campo luego de casi tres décadas ininterrumpidas de trayectoria.

«Con la pandemia también fue complicadísimo para nosotros, se cerraron festivales, se cerraron bares, se cerraron diferentes espacios donde podíamos ganarnos el sustento», declaró.

Para el músico y muchos compañeros, su labor aún está en «la cuerda floja». Aunque algunos se dedicaban a actividades alternas, otros colgaron los instrumentos por un rato.

La pandemia complicó la labor de los soneros, cuyo género musical es difícil de impulsar debido a que a se encuentra fuera de los canales comerciales.

Sin embargo, Zenén pudo sostenerse gracias a la colaboración que tiene en YouTube en el programa «Sin Censura».

«Regresé de nuevo al campo, volví a sembrar el maíz, volví a pensar en que después de tantos años de andar de gira y andar caminando, tenía que volver a ser sostenible en ese sentido.

Si la música no me estaba dando concierto, pues había que ir otra vez a la tierra, que siempre nos sostiene, es como la mamá que nos abriga para darnos el alimento», dijo.

«El son jarocho es la casa donde vivo»

«El son jarocho es la casa donde yo vivo», aseguró orgulloso Zenén. En casa tiene una esposa que baila y canta y un hijo que versa y canta.

«Somos una familia de artistas, el son jarocho es el motor de la economía familiar; creo que hasta cuando pueda o que las fuerzas de me den voy a seguir cantando, voy a seguir enseñando», expresó.

Actualmente, Zenén Zeferino presenta sus canciones y composiciones con el grupo ´Sonoro Sueño´. Su meta es seguir enseñando el son a generaciones de niños.

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