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Excélsior

Ya con el caudal en su nivel natural, cuando vecinos de nueve colonias de Tula pudieron ingresar a sus casas se encontraron con la sorpresa de que no había nada, todo de lo robaron.

Entre el lodo y la pestilencia de las aguas negras, en nueve colonias de Tula, lo que no se inundó, fue rapiñado. Por las calles y avenidas se observan montones de cosas enlodadas, húmedas y con el hedor de las aguas negras.

Desde artículos de hogar como sillas, mesas, sofás, refrigeradoras, estufas, cuadros, utensilios de cocina, hornos; hasta anaqueles, estantes, repisas y mercancías de negocios como zapatos, bolsas, medicamentos.

Los daños fueron a viviendas, cocinas, cafeterías, zapaterías, bancos, estéticas, tiendas de abarrotes y de mascotas, carnicerías, florerías, ópticas, farmacias, hoteles, cafeterías, cerrajerías, papelerías, pastelerías, cocinas económicas, negocios de empeño, internet o telefonía, hasta decenas de camiones de la central de autobuses de Tula.

Lo mismo en la colonia 16 de enero que en la Denghuí, La Malinche, La Mora, San Lorenzo, San Marcos, el tianguis municipal, la Unidad habitacional Pemex, Zona Centro, la denuncia se repite, particularmente en aquellas donde las viviendas eran de más de un nivel.

“Su casa de mi tío Horacio es de dos pisos, pensamos que al menos él iba a tener algo que recuperar, pero se la rapiñaron”, lamentó Flor Ortiz Narez, vecina del Centro de Tula y de quien en la calle Quetzalcóatl tienen vivienda seis de sus parientes cuyos domicilios resultaron inundados.

 

A tres días de la inundación, recuerda que “una vez que lograron salir todos, comentábamos que por lo menos él (el tío Horacio) iba a tener sus cosas, sus pertenencias personales, que tenía en su recámara, porque los demás tienen su vivienda de un nivel, obviamente un nivel sería rescatable”.

 

Ya con el caudal bajando a su nivel pudieron ingresar a sus domicilios “y nos encontramos con la sorpresa de que no había nada.