POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA
Participación social y cultura democrática
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
El pasado martes 19 de octubre del presente, atendiendo la amable invitación que me hiciera el Dr. Jorge Francisco Vélez Bautista, presidente de la nueva Asociación Política Estatal: Participación Veracruzana, tuve la oportunidad de ser parte de un Conversatorio organizado por la misma, en el que se disertó el tema: Participación democrática y cultura política, compartiendo el panel, con el Lic. Ángel Lara Plata, a quien respeto y reconozco sus conocimientos y experiencia política en estos tópicos.
Y toda vez que el tema es de lo más importante, me permito compartir -de manera muy sencilla- algunos conceptos principales que fueron parte de los argumentos planteados, pretendiendo puedan ser útiles para ir construyendo la cultura democrática y política en nuestro medio, objetivo que abandera esta nueva asociación política, a la que le deseamos el mayor de los éxitos.
Entrando en tema, debemos reconocer, primeramente, que la participación ciudadana y democrática son rubros demandantes tanto en el ámbito social, en el político y en el académico; sin embargo, hay que distinguir entre diferentes tipos de participación de la sociedad, -revisando el papel que juega ésta-, como igualmente, el marco institucional que es el que impulsa o limita su alcance.
Con respecto a la participación en comunidad, Cunill (1991, 1997) distingue diferentes formas: a) participación comunitaria, b) social, c) política y d) ciudadana.
a) Participación comunitaria, es el involucramiento de individuos en la acción colectiva que tiene como fin el desarrollo de la comunidad mediante la atención de las necesidades de sus miembros y asegurar la reproducción social. Suele identificarse con la beneficencia o acciones a favor de la comunidad. La participación comunitaria, surge en función de problemas de urgente atención y su temporalidad puede depender de lo que dure el problema y su solución; pero también, puede ser el inicio de la reproducción social. El interlocutor principal de estas acciones no es el Estado (gobierno) y, en todo caso, lo que se espera de él es recibir apoyo asistencial.
b) Participación social, es la que se da debido a la pertenencia del individuo a asociaciones u organizaciones civiles para la defensa de los intereses de sus integrantes. Aquí tampoco el interlocutor principal es el Estado sino otras instituciones sociales. En estos casos a los integrantes les unen lazos de identidad y de ahí que compartan objetivos comunes por causa, vocación, profesión, etc.
c) Participación política (y democrática), tiene que ver con el involucramiento de los ciudadanos en las organizaciones formales y mecanismos del sistema político: partidos, parlamentos, gobierno, órganos electorales, procesos electorales, etc. Es una participación mediada por los mecanismos de la representación política y el ejercicio de la democracia.
d) Participación ciudadana, es aquélla en la que los ciudadanos se involucran de manera directa en acciones públicas, con una concepción amplia de lo político y una visión del espacio público como espacio de ciudadanos. Esta participación corresponsable pone en contacto directamente, a los ciudadanos y al Estado, en la definición de acuerdos, la construcción de metas colectivas y las formas de alcanzarlas conjuntamente.
Luego entonces, de acuerdo a la anterior clasificación, la participación democrática y la participación ciudadana se circunscriben dentro de la cultura política, y guardan relación con el conjunto de creencias, actitudes, convicciones y concepciones sobre la vida política o pública y tienen que ver, por una parte, con la interacción de los actores sociales en el campo de las relaciones del poder y, por la otra parte, con las percepciones de la sociedad -como beneficiaria directa de la acción del Estado-, acerca de la función y resultados que el mismo ofrezca.
La cultura política, democrática y ciudadana, alude entonces a analizar a los actores en lo individual, social e institucional; sus comportamientos, valores, liderazgo, personalidad, fines, inclinaciones, metas, concepciones, etc. Igualmente, a la sociedad en general, en sus actitudes, necesidades, motivaciones, etc., frente al ejercicio del poder.
La cultura democrática, pretende incidir en los ciudadanos, para elevar su nivel de conocimientos de los problemas del medio y sus posibles soluciones, para que estos generen iniciativas que permitan -de manera congruente y consciente-, gestionar y participar con el gobierno en la atención a sus demandas, pero estableciendo su posición cuando considere que la actuación de este afecta los intereses de la comunidad. Por eso lo ideal es formar ciudadanía y promover la cultura de la participación democrática, formando y cultivando al ciudadano para que sepa ejercer su derecho a opinar, participar y gestionar, en todos los temas de la agenda pública.
Es decir, un ciudadano culturizado, es consciente y responsable de sus actos en sociedad y busca cumplir con su rol de manera correcta; una persona cultivada de su función social , está atenta de que la acción de gobierno se desarrolle de manera eficiente y honesta, de que la administración pública (municipal, estatal o federal o sus representaciones legislativas o judiciales) estén cumpliendo con su misión, objetivos y presupuestos y, es observador de que sus planes se apliquen y direccionen en los rubros en que fueron aprobados. Un ciudadano responsable, está atento que la acción gubernamental se vea reflejada en crecimiento y desarrollo, que promueva la equidad e inclusión, que sepa priorizar los problemas más graves para darles solución urgente, y que garantice el desarrollo sostenible, la seguridad, la justicia y todos aquellos rubros necesarios de atender, para que la comunidad en general conviva en el respeto y en la armonía. Y de observar el ciudadano lo contrario, tenga elementos para señalar lo conveniente y se corrija lo conducente para que la sociedad no salga afectada.
Como se observa entonces, la participación democrática-política, en su sentido más amplio, tiene que ver:
• Por una parte, con la voluntad del individuo de participar en los asuntos públicos -procesos político-electorales-ejerciendo sus derechos políticos, decidiendo de manera libre e informada, su vida individual y colectiva, pero también, de involucrarse en los grupos organizados para canalizar su opinión y acción demandante y propositiva.
• Con observar que la obligación del Estado garantice el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos y éstos alcancen la libertad, la justicia, la igualdad en dignidad y el respeto a los derechos para todos y todas.
• Pero también tiene que ver, con la voluntad de actuar o participar de manera coadyuvante -gobierno y ciudadanía-, en la solución de problemas, (desde el diagnóstico, programación y gestión, hasta la evaluación y seguimiento de resultados), incluso, pudiendo influir en los procesos de políticas públicas, para obtener cambios que favorezcan a la sociedad y con ello se genere confianza entre las partes.
Porque es justamente en la confianza mutua, donde descansa la gobernanza democrática, y quien debe fomentarla es el propio gobierno cambiando de actitud frente a sus representados, para actuar en correspondencia. Y estos temas toman relevancia en función de los tiempos postelectorales.
Próximamente entrarán en funciones nuevas autoridades municipales y un nuevo cuerpo legislativo en nuestro estado, y -con contadas excepciones- predomina en lo general un escaso conocimiento, en esos representantes, de lo que es gobernar y legislar con visión y sensibilidad social y democrática. Y para ello se necesitan preparar. Y mucho habrá de servirles, ventilar estos temas y ello les permita ubicarse, sobre la misión institucional que habrán de cumplir en adelante y la visión del ciudadano al que representan, que busca respuestas y demanda atención.
Temas relacionados con la participación democrática y ciudadana, el ejercicio del liderazgo, la gobernanza incluyente y socialmente responsable, el respeto de los derechos de los ciudadanos, el compromiso con la sostenibilidad, así como, con la transparencia y el valor de la comunicación con la sociedad, entre otros vitales, deben ser revisados por quienes habrán de tener el pulso de la acción del estado en los siguientes años desde la administración de una entidad, municipio o cuerpo legislativo. Debiendo ser abordados de manera clara y con un lenguaje al alcance de todos los niveles culturales y sociales para hacerlos comprensibles y fácilmente asimilados y puedan servirles de base en la representación que ostenten.
Finalmente, cabe recordar al gobierno en todos sus niveles y ordenes, que tiene una misión social, y ello incluye el promover el cumplimiento respetuoso de la norma, pero también actuar en la tolerancia, la inclusión, eficiencia, trasparencia y honestidad en la comunicación con sus representados; en suma, debe esmerarse y preocuparse en gobernar en la legalidad y el orden, pero sobre todo gobernar con sensibilidad social, porque eso engrandece finalmente a las instituciones públicas y a quienes las dirigen.
Como también, es válido precisar que siempre será de gran valor que un país, un estado o un municipio, posea una ciudadanía participativa, cultivada y consciente, siendo pieza indispensable no solo para el empoderamiento social, sino también para el fortalecimiento de las instituciones del estado, pues juntos pueden cambiar lo que no ha sido útil y conservar lo que sea bueno para la gobernabilidad, no perdiendo el objetivo, lograr por sobre todo, el crecimiento social , económico y político de la comunidad.
Gracias y hasta la próxima.